domingo, 30 de mayo de 2010

La madre según Mafalda


No hay duda de que Quino es genial y Mafalda su mejor creación.

jueves, 27 de mayo de 2010

Mamá


Cuando viniste a este mundo,
Ella te sostuvo en sus brazos. Tú se lo agradeciste gritando.

Cuando tenías un año,
Ella te alimentaba y te bañaba. Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.

Cuando tenías 2 años,
Ella te enseñó a caminar. Tú se lo agradeciste huyendo de Ella cuando te llamaba.

Cuando tenías 3 años,
Ella te hacía todas las comidas con amor. Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.

Cuando tenías 4 años,
Ella te dio unos lápices de colores. Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.

Cuando tenías 5 años,
Ella te vestía para las ocasiones especiales. Tú se lo Agradeciste tirándote por la pila de barro más cercana.

Cuando tenías 6 años,
Ella te llevaba a la escuela. Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!

Cuando tenías 7 años,
Ella te regaló una pelota. Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.

Cuando tenías 8 años,
Ella te trajo un helado. Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.

Cuando tenías 9 años,
Ella té pago unas clases de piano. Tú se lo agradeciste nunca practicando.

Cuando tenías 10 años,
Ella te llevaba con el auto a todas partes de Gimnasio al partido de fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas. Tú se lo agradeciste cuando salías del coche y nunca mirabas atrás.

Cuando tenías 11 años,
Ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una película. Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.

Cuando tenías 12 años,
Ella te aconsejó que no miraras ciertos programas. Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa.

Cuando tenías 13 años,
Ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda. Tú se lo agradeciste diciéndole que Ella no tenia gusto.

Cuando tenías 14,
Ella té pagó un mes de vacaciones en el campamento de verano. Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.

Cuando tenías 15,
Ella venía de trabajar y quería darte un abrazo. Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.

Cuando tenías 16,
Ella te enseñó cómo manejar su coche. Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podías.

Cuando tenías 17 años,
Ella esperaba una llamada importante. Tú se lo agradeciste, hablando por teléfono toda la noche.

Cuando tenías 18,
Ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela. Tú se lo agradeciste estando de fiestas hasta el amanecer.

Cuando tenías 19 años,
Ella té pagó la cuota de la universidad, te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas. Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio, así no te sentirías avergonzado ante tus amigos.

Cuando tenías 20,
Ella te preguntó si estabas saliendo con alguien. Tú se lo agradeciste diciéndole: "A Ti no te importa eso"

Cuando tenías 21,
Ella te sugirió algunas carreras para tu futuro. Tú se lo agradeciste diciéndole: "No quiero ser como Tú."

Cuando tenías 22,
Ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad. Tú se lo agradeciste diciéndole si te podía pagar un viaje a Europa.

Cuando tenías 23,
Ella te dio algunos muebles para tu primer departamento. Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos.

Cuando tenías 24,
Ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro. Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste "¡Cállate!".

Cuando tenías 27,
Ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchísimo. Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad de el país.

Cuando tenías 30,
Ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé. Tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.

Cuando tenías 40,
Ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá. Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.

Cuando tenías 50,
Ella se enfermó y necesitó que la cuidaras. Tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres hacia los hijos.

De repente, un día, Ella silenciosamente murió. Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un trueno.

Tomémonos un momento para rendir honor y tributo a la persona que llamamos Mamá, aunque algunos no la pueden llamar así de ese modo abiertamente.
No hay sustituto para Ella. Alegra cada momento. Aunque a veces, Ella no parezca la mejor de las amigas, quizás no concuerde con tu forma de pensar, pero aún así? ¡Es tú Madre! Ella estará allí para ayudarte con tus dolores, tus penas, tus frustraciones.

Pregúntate a ti mismo:
¿Has separado tiempo para estar con Ella, para escuchar sus quejas sobre el trabajo en la cocina, su cansancio?
Sé prudente, generoso y muéstrale el debido respeto, aunque tú pienses diferente de Ella.
Una vez que se vaya de este mundo, solamente los recuerdos cariñosos del Ser que llamamos Mamá. Solo eso nos queda...

Autor Desconocido

lunes, 24 de mayo de 2010

La fortaleza de un hombre


La fortaleza de un hombre no está:

- En el ancho de sus hombros.
Está en el tamaño de sus brazos cuando abrazan.
- En lo profundo del tono de su voz.
Está en la gentileza que usa en sus palabras.
- En la cantidad de amigos que tiene.
Está en lo buen amigo que se vuelve de sus hijos.
- En como lo respetan en su trabajo.
Está en como es respetado en su casa.
- En lo duro que puede golpear.
Está en lo cuidadoso de sus caricias.
- En su cabello o su pecho.
Está en su corazón.
- En el peso que pueda levantar.
Está en las cargas que puede llevar a cuestas.

"Los sentimientos de inferioridad y de superioridad son iguales; ambos proceden del miedo".

Autor Desconocido

jueves, 20 de mayo de 2010

Leonardo Favio/Quiero aprender de memoria

El año 1968 entraba en escena en el mundo de la discografía Fuad Jorge Jury, más conocido como Leonardo Favio, con su disco “Fuiste mía un verano” que causó una verdadera conmoción tanto en ventas como en críticas en el mundo artístico. El disco fue un total éxito ya que batió todos los records de ventas registrados hasta entonces pero lo que marcó la diferencia fueron el cantante y la letra de los temas. Un cantante que inicia su trabajo a los 30 años y con temas dirigidos al público joven era algo muy raro y más con el tipo de canto que entonaba; su voz sin ser mala era algo desentonada, fuera de lo establecido y las letras de sus temas eran tan especiales que engancharon inmediatamente en el público. Ya nadie se acordaba que unos meses antes su primer disco simple con los temas Quiero la libertad y Me siento libre, fue sencillamente un fiasco tal como lo expresa el mismo: “ Y, por supuesto, lo primero que grabé fue “Quiero la libertad”, que logró el mismo éxito como fracaso que mis anteriores presentaciones personales, porque el disco no lo compró nadie. Uno me lo llevé yo, otro se lo quedó Vico Verti y el otro se lo regalé a mi mamá”. Pero Vico Verti su representante en aquellos inicios no se dio por vencido y decidió presentar un nuevo simple, esta vez con temas de autoría de Leonardo: “Pero Vico no se resignó, porque era muy obstinado. A él lo emocionaba mucho la canción que me había escuchado en La Botica del Angel, “Fuiste mía un verano”, así que insistió frente a la compañía para que yo volviera a grabar, pero ya canciones mías. Así es que grabo “Fuiste mía un verano” y del otro lado “Mi tristeza es mía nada más. Decidí que firmáramos juntos, Vico y yo, “Fuiste mía un verano”, porque en realidad él había puesto todo: la fe, las ganas, el entusiasmo. Yo lo único que había hecho era cantar. Y ahí nos tocó Dios, porque eso fue, que yo sepa, un éxito fuera de lo común. En aquella época, éste fue el disco, en proporción, de mayor éxito en el mundo de habla hispana”.

Yo escuché el tema por primera vez hacia fines de 1968 y me llamó la atención el tono de aquella voz y la personalidad que parecía tener el interprete, pero el tema en sí no me llegaba. Como el éxito era rotundo, las radioemisoras empezaron a difundir todo el material de Favio y de allí conocí “"Quiero aprender de memoria” que para mi gusto era mejor que “Fuiste mía un verano”, la sentía más, pero veamos que dice Leonardo sobre este tema: “Con Quiero aprender de memoria no hay secreto, sino que en esa época de tremenda censura, el narrar en metáforas sensaciones como “y recorrer tus entrañas en busca del niño que no ha de venir”, causaba asombro. Lo que pegó de esa canción fue el erotismo. En esa época no se le ocurría a nadie hacer un tema que dijera “quiero aprender de memoria, con mi boca tu cuerpo, muchacha de abril”. Hubo un cantante que hizo una denuncia preguntando cómo se podía decir semejante cosa a través de un disco que les llegaba a los niños”.

Esta es la primera canción de Favio que gusté y a partir de allí empecé a seguir su carrera con gran expectativa, y siempre me sorprendía con algo nuevo y hermoso. Ya pondré posteriormente todos los temas que me impactaron, por ahora aquí está:

Quiero aprender de memoria (Leonardo Favio)

Quiero aprender de memoria
con mi boca a tu cuerpo,
muchacha de abril
y recorrer tus entrañas
en busca del hijo
que no ha de venir.

Quiero partir con mi canto
tu cuerpo de niña
y hundirme a vivir,
nada me importa la gente
que opina y se mete
no me han de entender.

Como explicar que te quiero
que me sonrío y muero
al verte pasar,
como explicar que te amo
si no fuiste mía ni lo serás jamás.

Como explicar que me duele
hasta el aire que juega
en tu pelo y tu andar
piba, si escuchás mi canto
sabrás que es el llanto
que lloro por vos…,
poco me importa la gente
que opina y se mete
no comprenderán.

Ay, si pudiera en tu pecho
tener el sosiego
y encontrara paz
y acariciando tu pelo
encontrar el sueño
que no puedo hallar.
Ay, si tu boca me diera
callada, la forma del amor, de amar
encontraría un motivo
de seguir viviendo,
de poder luchar.

Quiero aprender de memoria
con mi boca tu cuerpo,
muchacha de abril
y recorrer tus entrañas
en busca del hijo
que no ha de venir.

lunes, 17 de mayo de 2010

Recordando al Poeta del verso necesario


A un año de la partida de este insigne Poeta (así con mayúsculas) vaya como homenaje simplemente uno de sus poemas:

martes, 11 de mayo de 2010

Cuando callas


Cuando callas también hablas de ti mismo.
Cuando callas un secreto conozco tu fidelidad de amigo.
Cuando callas tu propio dolor conozco tu fortaleza.
Cuando callas ante el dolor ajeno conozco tu impotencia y tu respeto.
Cuando callas ante la injusticia conozco tu miedo y tu complicidad.
Cuando callas ante lo imposible conozco tu madurez y dominio.
Cuando callas ante la estupidez ajena conozco tu sabiduría.
Cuando callas ante los fuertes y poderosos conozco tu temor y cobardía.
Cuando callas ante lo que ignoras conozco tu prudencia.
Cuando callas tus propios meritos conozco tu humildad y grandeza.
El Silencio es el tiempo donde el sabio medita,
La cárcel de la que huye el necio
Y el refugio donde se esconden los cobardes.
Siembra para ser tú mismo...

George Eliot (1819-1880)

sábado, 8 de mayo de 2010

Los pavos no vuelan


Un campesino encontró en el cerro un huevo muy grande. Nunca había visto nada igual. Y decidió llevarlo a su casa.
-¿Será de un avestruz? -preguntó a su mujer.
-No. Es demasiado abultado -dijo el abuelo.
-¿Y si lo rompemos? -propuso el ahijado.
-Es una lástima. Perderíamos una hermosa curiosidad - respondió cuidadosa la abuela.
-Ante la duda, lo voy a colocar debajo de la pava que está empollando huevos. Tal vez con el tiempo nazca algo- afirmó el paisano, y así lo hizo.

Cuenta la historia que a los quince días nació un pavito oscuro, grande, nervioso, que con mucha avidez comió todo el alimento que encontró a su alrededor.
Luego miró a la madre con vivacidad y le dijo entusiasta:
-Bueno, ahora vamos a volar.

La pava se sorprendió muchísimo de la proposición de su flamante cría y le explicó:
-Mira, los pavos no vuelan. Te sienta mal comer deprisa. Entonces trataron de que el pequeño comiera más despacio, el mejor alimento y en la medida justa.
El pavito terminaba su almuerzo o cena, su desayuno o merienda y les decía a sus hermanos:
-Vamos, muchachos ¡a volar!
Todos los pavos le explicaban entonces otra vez:
-Los pavos no vuelan. A ti te sienta mal la comida.
El pavito empezó a hablar más de comer y menos de volar. Y creció y murió en la pavada general:

Reflexión:

¡Pero era un cóndor! Había nacido para volar hasta los 7,000 metros. ¡Pero nadie volaba..!
El riesgo de morir en la pavada general es muy grande. ¡Como nadie vuela!
Muchas puertas están abiertas porque nadie las cierra y otras están cerradas porque nadie las abre.
El miedo al hondazo es terrible. La verdadera protección está en las alturas. Especialmente cuando hay hambre de elevación y buenas alas.

Autor desconocido.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Días de Radio 3

Indudablemente el boom de la radio allá por los años 60 fue la incorporación de las radionovelas en la programación de las distintas emisoras. La radio que tomó la vanguardia en este aspecto fue la Nueva América, al día transmitían entre tres y cuatro novelas en distintos horarios y todas ellas con su respectiva repetición. Así, si una novela se transmitía a las siete de la mañana, su repetición era a las dos de la tarde, si a las nueve de la mañana a las cuatro de la tarde y así respectivamente. De esta manera nadie se perdía escuchar los capítulos correspondientes.

Las primeras radionovelas de las que tengo recuerdo son del rubro de las "lacrimógenas", o sea aquellas en que los protagonistas sufren las mil y un penurias casi siempre fabricadas por los malos que hasta el final parece que se van a salir con la suya, pero algo sucede y al final siempre triunfan los buenitos, pero después de haber pasado por terribles momentos. En este género puedo nombrar las novelas de doña Prudencia Griffel, artista mexicana muy conocida que hizo vivir a los oyentes con sus melodramas. "Camino de espinas" primero y luego "Corona de lágrimas" fueron las novelas que más amplia aceptación tuvieron con la participación de la mencionada artista. Confieso que a mi no me llamaba mucho la atención pero especialmente las señoras no podían perderse ni un solo capítulo de estos dramas.
Yo escuchaba solo porque teníamos un solo aparato de radio y como los mayores escogían que escuchar, pues bueno había que hacerlo. Luego comenzaron a aparecer otro tipo de novelas, más digeribles para mi gusto, y entre ellas recuerdo a "Yanco el gitano", "Capablanca" y "Yo soy Ricardo Fernández" entre otras que ya hablaban de otras situaciones y no solo de sufrimientos. Allí se fue generando la aceptación masiva de las radionovelas, pues si con los melodramas la audiencia era principalmente femenina, estas últimas eran para todo público: hombres, mujeres y niños nos deleitábamos escuchando capítulo a capítulo el desenlace de las novelas y en la familia hacían conjeturas y manejaban posibilidades. En fin las radionovelas fueron en esos años como el pan nuestro en cada familia.
También recuerdo que después vinieron temas religiosos en las novelas y así escuchamos: "Marcelino Pan y Vino", "Fray Martín de Porres", "Santa Rosa de Lima" y algunas más de este tipo que también tuvieron su momento de gloria con los altos ratings de escuchas.
Cuando ya tuve mi propio receptor de radio, me era mucho más fácil seguir las novelas que yo quería y si me perdía la emisión matutina, agarraba la vespertina o la nocturna y así no me perdía ningún capítulo. Todavía recuerdo muchas cosas de aquellas novelas, que quedaron grabadas en mi mente, tal como aquél archiconocido: "Paso, paso...abrid paso a Capablanca...." con que se iniciaba cada capítulo de esta novela. Posteriormente apareció un personaje que marcó época en las radionovelas y del que contaré en posterior entrega.

domingo, 2 de mayo de 2010

Un ciego con luz

Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guido, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:

- ¡Guido, si tú no ves! ¿Qué haces con una lámpara en la mano?
Entonces, el ciego le responde:
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi.

Reflexión:

No sólo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella. Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil. Aunque muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás, a través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, y el resentimiento.

¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás! Sin fijarnos si lo necesitan o no. Llevar luz y no oscuridad. Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con mayor intensidad...

Todos pasamos por situaciones difíciles a veces, todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas. Todos sufrimos en algunos momentos, lloramos en otros. Pero no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en nosotros. No debemos exclamar como es costumbre: "La vida es así", llenos de rencor, llenos de cinismo, apatía, y odio. No debemos. Al contrario, ayudemos a los demás sembrando esperanza en ese corazón herido. Nuestro dolor es y fue importante, pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si ayudamos a otro a sobrellevarlo. Demos luz. Tenemos en el alma el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer. Está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser Luz y no permitir que los demás vivan en la oscuridad.

Autor Desconocido