lunes, 24 de febrero de 2014

Sochi 2014 ¡¡Fantástico!!
















Esta vez, por diversas circunstancias, me tocó seguir por televisión, casi la totalidad de los Juegos Olímpicos de Invierno 2014 disputados en Sochi-Rusia. Quedé impactado, maravillado, asombrado con el desarrollo de estos juegos. Desde el acto inaugural hasta la ceremonia de clausura, pasando por todos los juegos en competencia, todo estuvo realmente ¡¡¡fantástico!!!.

Quedó demostrado una vez más que los Juegos Olímpicos sirven para hermanar a países y atletas; durante dos semanas creo que todos nos olvidamos de política, guerras, enfrentamientos y demás noticias tristes que no hacen más que aumentar nuestro ya elevado nivel de stress.

La misma lágrima derramada por el osito mascota de los juegos, derramada ayer durante la clausura, corrió por mi mejilla por la tristeza del adiós. Ojalá estos eventos fueran eternos, que no terminaran nunca, que nos siguieran dando a todos esa magia de amor y confraternidad.

Queda demostrado que el mundo puede vivir en paz y amor, tan solo erradicando a los políticos y su casta de gobernantes que luchan siempre por sus intereses, nunca la de sus pueblos. 

JEAC.

jueves, 20 de febrero de 2014

Una hermosa carta

La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos.
Carreteras más anchas  y puntos de vista más estrechos.
Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos.
Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo.
Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menor bienestar.
Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, conducimos  muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiado televisión y oramos muy rara vez.
Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores.
Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.
Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir.
Añadimos años a nuestras vidas,no vida a nuestros años.
Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino
Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior.
Hemos hecho grandes cosas,pero no por ello mejores.
Hemos limpiado el aire,pero contaminamos nuestra alma.
Conquistamos el átomo,pero no nuestros prejuicios.
Escribimos más, pero aprendemos menos..
Planeamos más, pero logramos menos..
Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar.
Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.
Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales.
Hoy en día hay dos ingresos pero más divorcios, casas más lujosas, pero hogares rotos.
Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar.
Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega.
Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tú puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.
Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos, porque ellos no estarán aquí siempre.
Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de tí.
Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca,  porque ése es el único tesoro que puedes dar con el corazón sin que te cueste ni un céntimo.
Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos;  pero sobre todo, dílo sinceramente.
Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.
Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.
Y siempre recuerda: La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.

George Carlin.

JEAC.

domingo, 9 de febrero de 2014

Tuve que aceptar...

Que no sé nada del tiempo…que es un misterio para mí… y que no comprendo la eternidad…
Yo tuve que aceptar, que mi cuerpo nunca sería inmortal, que él envejecería y un día se acabaría. Que estamos hechos de recuerdos y olvidos; deseos, memorias, residuos, ruidos, susurros, silencios, días y noches, pequeñas historias y sutiles detalles.
Tuve que aceptar que todo ello es pasajero y transitorio. Y tuve que aceptar que vine al mundo para hacer algo por él, para tratar de dar lo mejor de mí, dejar rastros positivos de mis pasos, en el momento de partir.
Yo tuve que aceptar que mis padres no durarían para siempre,y que mis hijos poco a poco escogerían sus caminos y proseguirían ese camino sin mí. Y tuve que aceptar que ellos no eran míos, como suponía, y que la libertad de ir y venir, es un derecho de ellos también.
Yo tuve que aceptar que todos mis bienes me fueron confiados en préstamo, que no me pertenecían y que eran tan fugaces como fugaz era mi propia existencia en la tierra.
Y tuve que aceptar que los bienes quedarían para uso de otras personas cuando yo ya no esté por aquí.
Yo tuve que aceptar que barrer mi acera todos los días no me daba ninguna garantía de que ella era propiedad mía,y que barrerla con tanta constancia era apenas un fútil alimento que me daba a mí la ilusión de poseer.
Yo tuve que aceptar que lo que yo llamaba “mi casa” era sólo un techo temporal, que un día más, un día menos, sería el abrigo terrenal de otra familia. Y tuve que aceptar que mi apego a las cosas, sólo apresuraría aún más mi despedida y mi partida.
Yo tuve que aceptar que los animales que quiero, y los árboles que yo planté, mis flores y mis aves, eran mortales. Ellos no me pertenecían. Fue difícil, pero yo tuve que aceptar.
Yo tuve que aceptar mis fragilidades, mis límites, y mi condición de ser mortal, de ser efímero, y ser pasajero. Yo tuve que aceptar para no perecer.
Yo tuve que aceptar que la vida siempre continuaría conmigo o sin mí, y que el mundo en poco tiempo me olvidaría. Humildemente confieso que tuve que librar muchas guerras dentro de mí.
Yo me rendí y acepté lo que tenía que aceptar. Aceptar para dejar de sufrir, para lanzar fuera mi orgullo y mi prepotencia y para volver a la simplicidad de la naturaleza, que trata a todos de la misma manera, sin favoritismos.
Y tuve que aceptar que no sé nada del tiempo y que es un misterio para mí. Que no comprendo la eternidad y que nada sabemos sobre ella. ¡Tantas palabras escritas desde el principio, tanta necesidad de explicar, entender y comprender este mundo y la vida que en él vivimos!
Yo tuve que desarmarme y abrir mis brazos para reconocer la vida como es, que todo es transitorio, y que sólo funciona mientras estemos aquí en la tierra.
¡Eso me hizo reflexionar y aceptar, para alcanzar la paz tan soñada!

Silvia Schmidt.

“La vida es un regalo que se te ha dado”
¡Haz de este viaje algo único y fantástico!
¡Aprende a ser generoso y a compartir lo que tienes
con tu familia, tus amigos y los que lo necesitan!
Vive bien! Goza tu vida!  Sé Feliz…

JEAC.

jueves, 6 de febrero de 2014

Perfil de una gran persona

Éste es el Perfil de una gran Persona:

Mantiene su modo de pensar independientemente de la opinión pública.
Es tranquilo, paciente; ni grita, ni se desespera.
Piensa con claridad, habla con inteligencia, vive con sencillez.
Es del futuro, no del pasado.
Siempre tiene tiempo.
No desprecia a ningún ser humano.
Capta la impresión de los vastos silencios de la naturaleza: el cielo, el océano, el desierto.
No siente vanidad. Como no busca alabanza, no se le puede ofender. Siempre tiene más de lo que cree que merece.
Está siempre dispuesto a aprender aun de los niños.
Trabaja por el placer del trabajo no por la recompensa material.
Vive cierto aislamiento espiritual a donde no llega ni la alabanza ni la censura. Sin embargo, su aislamiento no es frío: ama, sufre, piensa, comprende.
Lo que usted tiene, dinero o posición social, no significa nada para él.
Le importa sólo lo que usted es.
Cambia su opinión fácilmente en cuanto ve su error.
No respeta la consistencia venerada por los espíritus pequeños.
Respeta sólo la verdad.
Tiene mente de adulto y corazón de niño.
Se conoce a sí mismo tal cual es y conoce a Dios.

Autor desconocido.

JEAC.

lunes, 3 de febrero de 2014

Mirar para atrás

Hace mucho tiempo vivía en Tracia un cantor llamado Orfeo. Su canto era tan hermoso que los animales acudían a oírlo. Se dice que también era capaz de acallar una tempestad y apaciguar las olas con sus melodías.

Los dioses le obsequiaron una lira. Orfeo vivía feliz en compañía de su esposa Eurídice.

Un día, Eurídice fue mordida por una serpiente y murió. Orfeo la amaba tanto que decidió bajar a los infiernos y suplicarle a Hades que le devolviera a su esposa.

Al fondo de un precipicio, encontró en una sala a su esposa en compañía de Hades. El dios estaba enfurecido con el intruso que estaba allí sin haber sido llamado por la muerte. Orfeo tomó su lira y expresó su dolor con acordes tan conmovedores que ablandaron el corazón de Hades. Le prometió que dejaría libre a su amada con una condición: Orfeo no debía volver su mirada atrás hasta abandonar los infiernos. Si por temor o amor miraba hacia atrás, la perdería para siempre.

Orfeo, loco de alegría comenzó a caminar. Caminaba y podía oír el rumor de los pasos de su esposa detrás. De repente, pudo ver el sol, faltaba poco. Trató de escuchar pero no se oía nada. Se asustó y angustió. Miró para atrás intuyendo lo peor, pero Eurídice estaba detrás suyo. La tenía del brazo Hermes, el guía de las almas. Desapareció junto a la bella mujer para siempre...

Todos los días, muchos hombres y mujeres que tienen el talento de Orfeo, buscan a su Eurídice en alguna parte. Ella puede ser algo bueno o hermoso que ya no está. El pasado. También como este Orfeo, bajamos al infierno a buscar lo que perdimos. Y cuando miramos para atrás, la pérdida es aún más grande.

Autor desconocido.

JEAC.