sábado, 31 de octubre de 2015

El retorno de las almas (1)


Presento un extracto del  artículo escrito por el periodista Edwin Conde Villarreal  sobre la festividad de Todos Santos en Bolivia, el cuál me pareció importante difundirlo para que esta tradición que nos enseñaron nuestros padres, abuelos y bisabuelos no se pierda y conozcamos el significado real de esta tradicional  fiesta. 

Cada año, al inicio de Noviembre, retornan las almas o ajayus de nuestros seres queridos que ya fallecieron. A ellos se les espera con los altares armados de los difuntos conocidos como apxatas, que incluyen alimentos, bebidas y sobre todo a las tantawawas, elementos que tienen un especial significado en la festividad de Todos Santos.
Los amautas o sabios aymaras mencionan una y otra vez que "venimos de un Wiñay Marka (Pueblo eterno) y volveremos a ese Wiñay Marka, por lo tanto, no existe la muerte, solo volvemos a nuestro pueblo.
El culto a los difuntos en Los Andes se remonta a épocas prehispánicas cuando la muerte era concebida de otra manera para los pueblos que desarrollaron el arte y la ciencia como los tiwanacotas y los incas. Para los pueblos aymaras la muerte natural no constituye un episodio trágico, sino un ciclo más de la propia vida. Por eso, cuando alguien fallece, se suele decir que esa persona "se ha ido" o "ha partido".
Entre las tradiciones que aún se mantienen se cree que los ajayus vienen para traer fecundidad y fertilidad para todo el año, porque en Noviembre también se inicia la época de la siembra en los campos agrícolas del altiplano.
El 1 de Noviembre al mediodía los "ajayus" regresan de sus montañas para convivir durante 24 horas con sus familiares y amigos, que les reciben preparando y recordándolos en cada hogar con un altar o "mesa" también llamada apxata que es adornada con flores, velas, cañas, frutas, bebidas y dulces, además de otros elementos.
Para la cultura aymara, la muerte es la continuación de la vida y se cree que durante dos años el alma permanece acompañando a los vivos, para después ascender a las montañas donde se reintegra al mundo de los achachilas (antepasados) recién en el tercer año.Por este motivo se realiza por tres años consecutivos la "apxata" o el altar de los difuntos, un ritual realizado por los parientes cercanos del difunto. Durante esos tres años llevan alimentos, productos, velas, flores y otros objetos ceremoniales hasta el cementerio y justo sobre la tumba elevan un altar.
Los ajayus que nos visitan suelen manifestarse de diferentes maneras con sonidos, golpes, en la fuerza del viento. Otra forma de manifestarse es por medio de los sueños, anunciando que la visita ha comenzado. (continúa).


Publicado por JEAC.

miércoles, 28 de octubre de 2015

La revolución del alma


Nadie es dueño de tu felicidad, por eso, no dejes tu alegría, tu paz, tu vida en la manos de nadie, absolutamente de nadie.
Somos libres, no pertenecemos a nadie, y no podemos querer ser dueños de los deseos, de la voluntad o de los sueños de quien quiera que sea.
La razón de tu vida eres tu mismo. Tu paz interior es tu meta en la vida.
Cuando sientas un vacío en el alma, cuando acredites que aún te está faltando algo, aún teniéndolo todo, guarda tus pensamientos para tus deseos más íntimos y busca la divinidad que existe en ti.
Deja de situar tu felicidad cada día más distante de ti!
No coloques el objetivo demasiado lejos de tus manos, abraza los que están a tu alcance hoy.
Si andas buscando problemas financieros, amores o de relaciones familiares, busca en tu interior la respuesta para calmarte, tú eres el reflejo de lo que piensas diariamente.
Deja de pensar mal de ti mismo y se tu mejor amigo siempre!
Sonreír significa aprobar, aceptar, facilitar.
Entonces, habrá una sonrisa para aprobar el mundo que quiere ofrecerte lo mejor!
Con una sonrisa en el rostro, las personas tendrán las mejores impresiones de ti,
y tu estarás afirmando para ti mismo, que estás “próximo” para ser feliz…
Trabaja, trabaja mucho a tu favor.
Deja de esperar la felicidad sin esfuerzos.
Deja de exigir de las personas aquello que ni para ti has conquistado aún.
Critica menos, trabaja más.
Y no olvides nunca de agradecer.
Agradece todo lo que está en tu vida, en cada momento, inclusive el dolor.
Nuestra comprensión del universo, aún es muy pequeña para juzgar lo que quiere que sea nuestra vida.
La grandeza no consiste en recibir honores. Sí en merecerlos.

Aristóteles.


Publicado por JEAC.

sábado, 24 de octubre de 2015

Las excusas del si...

Las personas que no alcanzan el éxito tienen un rasgo característico común. Conocen todas las razones que explican el fracaso, y disponen de lo que consideran que son toda clase de justificaciones para explicar su propia falta de logros.
Algunas de esas justificaciones son inteligentes, y unas pocas de ellas se hallan incluso confirmadas por los hechos. Pero no se pueden utilizar excusas para no tener dinero. El mundo que nos rodea sólo quiere saber una cosa: ¿ha alcanzado usted el éxito?
Un analista del carácter compiló una lista de las excusas que suelen utilizarse con mayor frecuencia. A medida que lea la lista, examínese a sí mismo con cuidado, y determine cuántas de estas excusas ha hecho suyas, si es que hay alguna. Recuerde también que la filosofía presentada en este libro hace que cada una de estas excusas haya quedado obsoleta.

SI no tuviera una esposa y una familia...
SI tuviera suficiente «empuje»...
SI tuviera dinero...
SI tuviera una buena educación...
SI pudiera conseguir un trabajo...
SI gozara de buena salud...
SI dispusiera de tiempo...
SI los tiempos fueran mejores...
SI otras personas me comprendieran...
SI las condiciones que me rodean fueran diferentes...
SI pudiera volver a vivir mi vida...
SI no tuviera miedo de lo que «ellos» dicen...
SI me hubieran dado una oportunidad...
SI ahora tuviera una oportunidad...
SI otras personas no lo hubieran conseguido por mí...
SI no sucediera nada que me detuviera...
SI fuera más joven...
SI pudiera hacer lo que quisiera...
SI hubiera nacido rico...
SI pudiera conocer a la «gente adecuada»...
SI tuviera el talento que algunas personas tienen...
SI me atreviera a imponerme...
SI sólo hubiera aprovechado las oportunidades del pasado...
SI la gente no me pusiera nervioso...
SI no tuviera que mantener la casa y cuidar de los hijos...
SI pudiera ahorrar algún dinero...
SI el jefe me apreciara...
SI contara con alguien que me ayudara...
SI mi familia me comprendiera...
SI viviera en una gran ciudad...
SI sólo pudiera empezar...
SI fuera libre...
SI tuviera la personalidad de algunas personas...
SI no fuera tan gordo...
SI mi talento fuera conocido...
SI pudiera abrirme «paso»...
SI pudiera librarme de deudas...
SI no hubiera fracasado...
SI supiera cómo...
SI nadie se me opusiera...
SI no tuviera tantas preocupaciones...
SI pudiera casarme con la persona adecuada...
SI la gente no fuera tan insensible...
SI mi familia no fuera tan extravagante...
SI estuviera seguro de mí mismo...
SI no tuviera la suerte en contra...
SI hubiera nacido bajo otro signo...
SI no fuera cierto que «lo que tiene que ser, será»...
SI no tuviera que trabajar tanto...
SI no hubiera perdido mi dinero...
SI viviera en un barrio diferente...
SI no tuviera un «pasado»...
SI tuviera una empresa propia...
SI los demás me escucharan...
SI...,
y éste es el mayor de todos ellos, si yo tuviera el valor de verme tal y como soy en realidad, descubriría qué es lo que pasa conmigo, y lo corregiría. Entonces tendría la oportunidad de aprovechar mis propios errores y aprender algo de la experiencia de los demás, pues sé que me ocurre algo que no está del todo bien porque estaría donde debería estar si me hubiese pasado más tiempo analizando mis debilidades, y menos buscando excusas que las justificaran.
Encontrar excusas con las que explicar el fracaso es un pasatiempo nacional. El hábito es tan viejo como el ser humano, ¡y fatal para el éxito! ¿Por qué la gente se aferra a sus mezquinas excusas? La respuesta es evidente. Defienden sus excusas porque ellos mismos las crean. Toda excusa es hija de la propia imaginación.
Y está en la naturaleza del hombre defender lo que es producto del propio cerebro.
Encontrar excusas es un hábito profundamente arraigado. Los hábitos son difíciles de romper, sobre todo cuando ofrecen una justificación para algo que hemos hecho. Platón pensaba en esta verdad cuando afirmó:
«La primera y mejor victoria es conquistar el yo. Ser conquistado por el yo es, de todas las cosas, la más vergonzosa y vil».
Otro filósofo pensaba en lo mismo cuando dijo: «Me llevé una gran sorpresa al descubrir que la mayor parte de la fealdad que veía en los demás no era más que un reflejo de mi propia naturaleza».
Elbert Hubbard dijo: «Siempre ha sido un misterio para mí saber por qué la gente se pasa tanto tiempo engañándose a sí misma, creando excusas para justificar sus debilidades. Si ese tiempo se utilizara de un modo diferente, bastaría para curar la debilidad, y entonces no necesitaríamos de ninguna excusa».
Antes de terminar, quisiera recordarle que «la vida es un tablero de ajedrez y el contrincante es el tiempo. Si vaciláis antes de mover, o descuidáis hacer el movimiento con prontitud, el tiempo os vencerá, hombres.
Jugáis contra un contrincante que no tolera la indecisión».
Es posible que hasta ahora usted haya tenido una excusa lógica para no verse obligado a exigirle a la vida aquello que usted mismo le ha pedido, pero esa excusa ha quedado obsoleta, porque ahora usted está en posesión de la llave maestra que abre la puerta de las cuantiosas riquezas de la vida.
La llave maestra es intangible, pero muy poderosa. Otorga el privilegio de crear, en la propia mente, un ardiente deseo de alcanzar una forma definida de riqueza. No hay ningún castigo por utilizarla, pero se ha de pagar un precio por no hacerlo. Ese precio es el fracaso. Si se la utiliza, en cambio, le espera una recompensa de enormes proporciones. Se trata de la satisfacción que nos produce conquistar el yo y obligar a la vida a entregarnos aquello que se le pide.
La recompensa es digna de su esfuerzo. ¿Está dispuesto a empezar y convencerse?
«Si todos estamos relacionados -dijo el inmortal Emerson-, debemos conocernos.» Para terminar, permítaseme decir: «Si todos estamos relacionados, nos hemos conocido a través de estas páginas».

Napoleón Hill.


Publicado por JEAC.

martes, 20 de octubre de 2015

Víctor Heredia-El misterioso dragón


Encontré este bello tema en el disco de Víctor Heredia “De amor y de sangre” del año 1985.   La letra  que nos habla sobre la construcción personal y social del hombre y principalmente la construcción de una sociedad de paz y armonía, es también una invitación a no desmayar nunca, a levantarse ante cada caída y no parar la construcción ni olvidar nuestros más preciados sueños…

Revisen la letra y encontrarán vientos de optimismo, fortaleza y ganas de vivir en la canción… aunque a veces los destruya ese misterioso dragón…

El misterioso dragón (Víctor Heredia)

Hubo hombres que se hicieron a la vida
como quien en un chinchorro se hace al mar,
en pequeños botecitos de colores
afrontaron su terrible tempestad;
con sus sueños fabricaron flotadores,
salvavidas, remos, velas y un timón,
pero el viento derribó las ilusiones
y empezaron otra vez la construcción.
Martillando con su propia sangre esperan
terminar, antes que despierte EL DRAGON.
Si queremos empezar
a construir la paz
un ladrillo hay que llevar;
una flor un corazón,
una porción de sol,
y estas ganas de vivir...
La colina hay que subir,
nada es sencillo aquí,
y ante todo está EL DRAGON
con su fuego intentará
parar la construcción
pero habrá una solución
Una flor un corazón,
una porción de sol,
y estas ganas de vivir...
Una flor un corazón,
una porción de sol,
y estas ganas de vivir...


Publicado por JEAC.

sábado, 17 de octubre de 2015

Una derrota de la civilización













En el año 2002, cerraron sus puertas los ocho restoranes de McDonald’s en Bolivia.

Apenas cinco años había durado esta misión civilizadora.

Nadie la prohibió. Simplemente ocurrió que los bolivianos le dieron la espalda, o mejor dicho: se negaron a darle la boca. Estos ingratos se negaron a reconocer el gesto de la empresa más exitosa del planeta, que desinteresadamente honraba al país con su presencia.

El amor al atraso impidió que Bolivia se pusiera al día con la comida chatarra y los vertiginosos ritmos de la vida moderna.

Las empanadas caseras derrotaron al progreso. Los bolivianos siguen comiendo sin apuro, en lentas ceremonias, tozudamente apegados a los antiguos sabores nacidos en el fogón familiar.

Se ha ido, para nunca más volver, la empresa que en el mundo entero se dedica a dar felicidad a los niños, a echar a los trabajadores que se sindicalizan y a multiplicar a los gordos.

Tomado del libro “Los hijos de los días” de Eduardo Galeano.


Publicado por JEAC.

lunes, 12 de octubre de 2015

Guanahani-Colón

1492
Guanahaní

Colón
Cae de rodillas, llora, besa el suelo. Avanza, tambaleándose porque lleva más de un mes durmiendo poco o nada, y a golpes de espada derriba unos ramajes.
Después, alza el estandarte. Hincado, ojos al cielo, pronuncia tres veces los nombres de Isabel y Fernando. A su lado, el escribano Rodrigo de Escobedo, hombre de letra lenta, levanta el acta.
Todo pertenece, desde hoy, a esos reyes lejanos: el mar de corales, las arenas, las rocas verdísimas de musgo, los bosques, los papagayos y estos hombres de piel de laurel que no conocen todavía la ropa, la culpa ni el dinero y que contemplan, aturdidos, la escena.
Luis de Torres traduce al hebreo las preguntas de Cristóbal Colón:
—¿Conocéis vosotros el Reino del Gran Kahn? ¿De dónde viene el oro que lleváis colgado de las narices y las orejas?
Los hombres desnudos lo miran, boquiabiertos, y el intérprete prueba suerte con el idioma caldeo, que algo conoce:
—¿Oro? ¿Templos? ¿Palacios? ¿Rey de reyes? ¿Oro?
Y luego intenta la lengua arábiga, lo poco que sabe:
—¿Japón? ¿China? ¿Oro?
El intérprete se disculpa ante Colón en la lengua de Castilla. Colón maldice en genovés, y arroja al suelo sus cartas credenciales, escritas en latín y dirigidas al Gran Kahn. Los hombres desnudos asisten a la cólera del forastero de pelo rojo y piel cruda, que viste capa de terciopelo y ropas de mucho lucimiento.
Pronto se correrá la voz por las islas:
—¡Vengan a ver a los hombres que llegaron del cielo! ¡Tráiganles de comer y de beber!

Tomado del libro “Memoria del fuego” de Eduardo Galeano.


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sábado, 10 de octubre de 2015

Flexibilidad


Un hombre es joven en proporción a su flexibilidad. Observad a un niño pequeño. Es tan suave, tierno y flexible. A medida que se envejece, todo se vuelve tenso, duro, inflexible. Pero un hombre puede permanecer absolutamente joven hasta el momento mismo de su muerte si no pierde la flexibilidad.

Cuando sois felices, os expandís. Cuando tenéis miedo, os encogéis, os escondéis en vuestro caparazón, porque si salís puede haber peligro. Os encogéis en todos los aspectos: en el amor, en las relaciones, en la meditación, en todo. Os convertís en una tortuga y os encogéis por dentro. Si continuamente se permanece en el temor, tal como viven muchas personas, con el tiempo se pierde la elasticidad de la energía. Entonces os convertís en una charca de agua estancada. Dejáis de fluir, dejáis de ser un río. Os sentís cada vez más muertos.

Pero el miedo tiene un uso natural. Cuando la casa está en llamas, tenéis que escapar. No intentéis no sentir miedo o seréis unos tontos. Deberíais mantener asimismo la capacidad de encogimiento, porque hay momentos en que es necesario detener el flujo. Deberíais ser capaces de salir y de entrar, de salir y de entrar. Eso es flexibilidad: expansión, encogimiento, expansión, encogimiento. Es como respirar. La gente que tiene mucho miedo no respira profundamente, porque incluso esa expansión proporciona miedo. Su pecho se encoge; tendrá un pecho hundido.

Intentad encontrar maneras de hacer que vuestra energía se mueva. A veces incluso la ira es buena. Al menos hace que vuestra energía se mueva. Si tenéis que elegir entre el miedo y la ira, elegid esta última. Pero no paséis al otro extremo. La expansión es buena, pero no deberíais volveros adictos a ella. Lo que de verdad debéis recordar es la flexibilidad: la capacidad de moveros de un extremo al otro.

Tomado del libro de Osho.


Publicado por JEAC.

martes, 6 de octubre de 2015

Los tres


Los tres

En 1967, mil setecientos soldados acorralaron al Che Guevara y a sus poquitos guerrilleros en Bolivia, en la Quebrada del Yuro. El Che, prisionero, fue asesinado al día siguiente.
En 1919, Emiliano Zapata había sido acribillado en México.
En 1934, mataron a Augusto César Sandino en Nicaragua.
Los tres tenían la misma edad, estaban por cumplir cuarenta años.
Los tres cayeron a balazos, a traición, en emboscada.
Los tres, latinoamericanos del siglo veinte, compartieron el mapa y el tiempo.
Y los tres fueron castigados por negarse a repetir la historia.

Tomado del libro: “Los hijos de los días” de Eduardo Galeano.


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viernes, 2 de octubre de 2015

Día Internacional de la no violencia


Hoy, Día internacional de la no violencia, puede ser útil recordar una frase del general Dwight Eisenhower, que no era exactamente un militante pacifista. En 1953, siendo presidente de la nación que más dinero gasta en armas, reconoció:

—Cada una de las armas fabricadas, cada buque de guerra que se echa a navegar, cada proyectil que se dispara, es un robo a los hambrientos que no tienen comida y a los desnudos que no tienen abrigo.

Tomado del libro “Los hijos de los días” de Eduardo Galeano.


Publicado por JEAC.