martes, 30 de octubre de 2018

Frases del libro "El Alquimista" (Parte 1)


Cuando quieres algo, todo el universo conspira para que realices tu deseo.

Cuanto más se aproxima uno al sueño, más se va convirtiendo la Leyenda personal en la verdadera razón de vivir.

Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar.

El miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento. Y ningún corazón sufrió jamás cuando fue en busca de sus sueños.

La posibilidad de hacer realidad un sueño es justamente lo que vuelve la vida interesante.

Seas quien fueres o lo que hagas, si deseas algo con firmeza, es porque ese deseo nació antes en el alma del universo. Y es tu misión en la Tierra.

Cuando se ama, no es necesario entender todo lo que sucede allá afuera, porque todo sucede dentro de nosotros.

El amor jamás separará a un hombre de su Leyenda Personal.

Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en el medio del desierto o en medio de una gran ciudad. Y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia y sólo existe aquel momento.

Cuando alguien evoluciona, también evoluciona todo a su alrededor. Cuando tratamos de ser mejores de lo que somos, todo a nuestro alrededor también se vuelve mejor.

Escucha a tu corazón. El conoce todas las cosas porque viene del Alma del Mundo y un día retornará a ella.

Las cosas simples son las más extraordinarias y sólo los sabios consiguen verlas.

Acuérdate de saber siempre lo que quieres.

Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando.

Tu corazón está donde está tu tesoro. Y es necesario que encuentres tu tesoro para que todo pueda tener sentido.

Debemos aprovechar cuando la suerte está de nuestro lado y hacer todo para ayudarla de la misma manera en que ella nos está ayudando a nosotros.

Tomado de la web.


Publicado por JEAC.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Etiquetas


¿Te han etiquetado alguna vez?
Estamos en un mundo de etiquetas. Llenos de marcas, de slogans, de prototipos y modelos.
Hemos llegado a un punto tal que apenas no nos importan las razones, las causas, los motivos y las justificaciones.
Hacemos caso solamente a lo que recubre el envoltorio y a  aquello que colectivamente se tipifica como bueno o malo, blanco o negro, de adentro o de fuera.
No se sabe lo que pueden llegar a doler las etiquetas hasta que no te ponen una. Eres gorda/o, eres fea/o, eres extranjera/o, eres del sur, eres… y cada vez que te estigmatizan con una, has quedado marcado para siempre.
Lo peor es que la marca no es solamente social. Lo más grave es que la impronta queda en el corazón de la persona y nunca vuelve a ser la misma o tendrá que luchar mucho por no verse, escucharse o mirarse como “otros” le han dicho que es.
Cada día hay más casos de exclusión. Las escuelas, las verjas, los muros, la propia casa. Lugares de dolor y muerte. Espacios que deberían estar llenos de amor se convierten en plataforma de horrores impensables que acampan a sus anchas por un siglo XXI que todos pensábamos diferente.
Percibo que hay una especie de involución. Es una época de esas que retornan a la oscuridad y en la que las esperanzas alcanzadas por los logros de atrás quedan silenciadas por las regresiones del presente
Hay que poner luz donde empieza a haber tinieblas. Hay  que empezar por volver los ojos al interior y extraer la esencia.
Lo importante; lo único importante, somos las personas. Nuestra bondad. Nuestra capacidad para recuperar la humanidad que nos constituye.
Ojala lo consigamos así.

Tomado de la web.


Publicado por JEAC.

miércoles, 10 de octubre de 2018

La verdad y la mentira


Cuenta la leyenda que un día la verdad y la mentira se cruzaron:

— Buen día, dijo la mentira.
— Buenos días, contestó la verdad.
— Hermoso día, dijo la mentira.
Entonces la verdad se asomó para ver si era cierto. Lo era ...
— Hermoso día, dijo entonces la verdad.
— Aún más hermoso está el lago, dijo la mentira.
Entonces la verdad miró hacia el lago, y vio que la mentira decía la verdad, y asintió:
Corrió la mentira hacia el agua y dijo:
— El agua está aún más hermosa, nademos ...
La verdad tocó el agua con sus dedos y realmente estaba hermosa y confió en la mentira. Ambas se sacaron las ropas y nadaron tranquilas.
Un rato después salió la mentira, se vistió con las ropas de la verdad y se fue.
La verdad, incapaz de vestirse con las ropas de la mentira, comenzó a caminar sin ropas y todos se horrorizaban al verla.

Es así cómo aún hoy en día, la gente prefiere aceptar la mentira disfrazada de verdad, y no la verdad al desnudo.

Jean-Léon Gerôme


Publicado por JEAC.

lunes, 1 de octubre de 2018

Mario Benedetti - Niños virtuales


Cierto día entré apurado y con mucho apetito a un restaurante.
Escogí una mesa bien alejada del movimiento, porque quería aprovechar los pocos minutos que tenía, utilizarlos para comer y concretar algunas ideas de programación de un sistema que estaba desarrollando, además tenía ganas de planear mis vacaciones, que hacía mucho tiempo que no podía disfrutar.
Pedí un plato de salmón con alcaparras, ensalada y un jugo de naranja.
Mientras esperaba, abrí mi notebook y ya me disponía a trabajar, cuando sentí detrás de mi hombro una suave voz que me decía:
-¿Señor, tiene una moneda para darme?
-No, no tengo, pequeño. Conteste.
-Solo una monedita para comprar un pan.
-Está bien, yo te compro uno.
Para variar, mi casilla de correos estaba saturada de e-mails. Quedé distraído leyendo poesías, lindos mensajes y sonriendo por esas bromas que nos envían a todos, mientras una bella melodía me transporto a Italia, recordándome un hermoso tiempo pasado.

-Perdón señor, puede pedirle a la camarera que le ponga al pan un poquito de manteca y queso. Entonces me di cuenta que el pequeño seguía estando a mi lado. Lo había olvidado por completo.
-Está bien, pero después me dejas trabajar, estoy muy ocupado ¿De acuerdo?
Cuando la camarera me trajo la comida, le pedí que trajera un pan para el pequeño y ella me preguntó si yo quería que se llevara al niño a otro lugar.
Mi conciencia me impidió decirle que si y por el contrario le dije que el niño comería conmigo y le pedí que en lugar del pan, le trajera un suculento almuerzo.
Entonces el niño se sentó frente a mí y preguntó:
-¿Que estás haciendo?
-Estoy leyendo e-mails.
-¿Y que son e-mails?
-Son mensajes electrónicos enviados por personas vía Internet. Sabía que no entendería nada, y para evitar más preguntas le dije:
-Es como si fuese una carta, solo que se envía por Internet.
-¿Usted tiene Internet?
-Si tengo, es esencial en el mundo de hoy.
-¿Y que es Internet?
-Es un lugar en la computadora donde podemos ver y oír muchas cosas, noticias, música, conocer personas, leer, escribir, soñar, trabajar, aprender. Tiene de todo pero en un mundo virtual.
-¿Y qué es virtual? ¿Cómo le explico? pensé, así que me decidí a darle una explicación bien simple.
-Virtual es un lugar que imaginamos, algo que no podemos tocar, ni alcanzar. Un lugar en el que creamos un montón de cosas que nos gustaría hacer. Creamos nuestras propias fantasías y podemos transformar el mundo como quisiéramos que fuese.
-¡Que bien, me encanta!
-¿Entonces sabes lo que es virtual?
-Si señor, porque yo también vivo en ese mundo virtual.
-¿Tú tienes una computadora?
-No señor, pero mi mundo también es virtual. Mi madre pasa todo el día fuera de casa, llega muy tarde, agotada y casi que no la veo.
Yo paso mucho tiempo cuidando a mi hermano pequeño que vive llorando de hambre, le doy agua tibia haciéndole creer que es sopa con la esperanza que le quitará el hambre.
Mi hermana mayor sale todo el día, dice que va a vender su cuerpo, pero no lo entiendo, porque ella regresa siempre con su cuerpo.
Mi padre está en la cárcel hace mucho tiempo.
Y yo siempre me imagino a toda mi familia junta en casa, con mucha comida, muchos juguetes como si fuera Navidad y yo me imagino yendo a la escuela para algún día poder ser un gran médico.
-¿Acaso esto no es virtual?

Cerré mi notebook, sin poder evitar que alguna de mis lágrimas cayera sobre el teclado.
Esperé a que el niño terminase literalmente de devorar su plato, pagué la cuenta y le di el cambio al pequeño, que me retribuyó con una de las más bellas y sinceras sonrisas que jamás había recibido en mi vida, y además con un “¡Gracias Señor, usted es un maestro!”
En ese preciso instante, tuve la mayor definición de la palabra virtual.

“Virtual, es ese mundo insensato en el que vivimos todos los días, mientras no percibimos la cruel realidad que nos rodea”


Publicado por JEAC.