Presento un extracto del artículo escrito por el periodista
Edwin Conde Villarreal sobre la festividad de Todos Santos en Bolivia, el cuál
me pareció importante difundirlo para que esta tradición que nos enseñaron
nuestros padres, abuelos y bisabuelos no se pierda y conozcamos el significado
real de esta tradicional fiesta.
Cada año, al inicio de Noviembre, retornan las almas o
ajayus de nuestros seres queridos que ya fallecieron. A ellos se les espera con
los altares armados de los difuntos conocidos como apxatas, que incluyen
alimentos, bebidas y sobre todo a las tantawawas, elementos que tienen un
especial significado en la festividad de Todos Santos.
Los amautas o sabios aymaras mencionan una y otra vez que "venimos de un Wiñay Marka (Pueblo eterno) y volveremos a ese Wiñay Marka, por lo tanto, no existe la muerte, solo volvemos a nuestro pueblo.
El culto a los difuntos en Los Andes se remonta a épocas prehispánicas cuando la muerte era concebida de otra manera para los pueblos que desarrollaron el arte y la ciencia como los tiwanacotas y los incas. Para los pueblos aymaras la muerte natural no constituye un episodio trágico, sino un ciclo más de la propia vida. Por eso, cuando alguien fallece, se suele decir que esa persona "se ha ido" o "ha partido".
Entre las tradiciones que aún se mantienen se cree que los ajayus vienen para traer fecundidad y fertilidad para todo el año, porque en Noviembre también se inicia la época de la siembra en los campos agrícolas del altiplano.
El 1 de Noviembre al mediodía los "ajayus" regresan de sus montañas para convivir durante 24 horas con sus familiares y amigos, que les reciben preparando y recordándolos en cada hogar con un altar o "mesa" también llamada apxata que es adornada con flores, velas, cañas, frutas, bebidas y dulces, además de otros elementos.
Para la cultura aymara, la muerte es la continuación de la vida y se cree que durante dos años el alma permanece acompañando a los vivos, para después ascender a las montañas donde se reintegra al mundo de los achachilas (antepasados) recién en el tercer año.Por este motivo se realiza por tres años consecutivos la "apxata" o el altar de los difuntos, un ritual realizado por los parientes cercanos del difunto. Durante esos tres años llevan alimentos, productos, velas, flores y otros objetos ceremoniales hasta el cementerio y justo sobre la tumba elevan un altar.
Los ajayus que nos visitan suelen manifestarse de diferentes maneras con sonidos, golpes, en la fuerza del viento. Otra forma de manifestarse es por medio de los sueños, anunciando que la visita ha comenzado. (continúa).
Los amautas o sabios aymaras mencionan una y otra vez que "venimos de un Wiñay Marka (Pueblo eterno) y volveremos a ese Wiñay Marka, por lo tanto, no existe la muerte, solo volvemos a nuestro pueblo.
El culto a los difuntos en Los Andes se remonta a épocas prehispánicas cuando la muerte era concebida de otra manera para los pueblos que desarrollaron el arte y la ciencia como los tiwanacotas y los incas. Para los pueblos aymaras la muerte natural no constituye un episodio trágico, sino un ciclo más de la propia vida. Por eso, cuando alguien fallece, se suele decir que esa persona "se ha ido" o "ha partido".
Entre las tradiciones que aún se mantienen se cree que los ajayus vienen para traer fecundidad y fertilidad para todo el año, porque en Noviembre también se inicia la época de la siembra en los campos agrícolas del altiplano.
El 1 de Noviembre al mediodía los "ajayus" regresan de sus montañas para convivir durante 24 horas con sus familiares y amigos, que les reciben preparando y recordándolos en cada hogar con un altar o "mesa" también llamada apxata que es adornada con flores, velas, cañas, frutas, bebidas y dulces, además de otros elementos.
Para la cultura aymara, la muerte es la continuación de la vida y se cree que durante dos años el alma permanece acompañando a los vivos, para después ascender a las montañas donde se reintegra al mundo de los achachilas (antepasados) recién en el tercer año.Por este motivo se realiza por tres años consecutivos la "apxata" o el altar de los difuntos, un ritual realizado por los parientes cercanos del difunto. Durante esos tres años llevan alimentos, productos, velas, flores y otros objetos ceremoniales hasta el cementerio y justo sobre la tumba elevan un altar.
Los ajayus que nos visitan suelen manifestarse de diferentes maneras con sonidos, golpes, en la fuerza del viento. Otra forma de manifestarse es por medio de los sueños, anunciando que la visita ha comenzado. (continúa).
Publicado por JEAC.