martes, 26 de septiembre de 2017

El bordado


Mi abuela bordaba los manteles más hermosos. Cuando era niño me quedaba junto a ella las tardes enteras charlando mientras sus hábiles manos danzaban en perfecta armonía con los hilos y telas.

Su estado de ánimo variaba dependiendo del día. A veces estaba alegre y conversadora, otras lucía seria y silenciosa. Y de vez en cuando se quejaba más de la cuenta.

Sin embargo siempre, sin importar el día, cosía con la misma mística. Frecuentemente la encontraba en su silla, dormitando, con la cabeza inclinada levemente hacia adelante, pero aferrando con firmeza su tejido.

Durante semanas sus bordados me parecían extraños y confusos, puesto que mezclaba hilos de distintos colores y texturas, que se veían en completo desorden. Cuando le preguntaba que estaba tejiendo o bordando, sonreía y gentilmente me decía:

- Ten paciencia, ya lo verás.

Al mostrarme la obra terminada, me percataba que donde había habido hilos de colores oscuros y claros, resplandecía bordada una linda flor o un precioso paisaje. Lo que antes parecía desordenado y sin sentido, se entrelazaba creando una hermosa figura.

Me sorprendía y le preguntaba:

- Abuela, ¿cómo lo haces? ¿Cómo puedes tener tanta paciencia?

- Es como la vida. -respondía-. Si te fijas en la tela y los hilos en su estado original, se asemejarán a un caos, sin sentido ni relación, pero si recuerdas lo que estás creando, todo tendrá sentido.

Reflexión: Si juzgas tu vida solamente por la rutina de lo cotidiano, mucho de lo que haces parecerá inútil y sin sentido, pero si recuerdas el bordado que estás tejiendo, aun los enredos más caóticos cobrarán significado.

Tomado de la web.


Publicado por JEAC. 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Nino Bravo - Libre


La triste historia de una célebre canción.... La canción "LIBRE" de Nino Bravo
La canción habla del primer alemán que murió intentando atravesar el muro de Berlín.
Peter Fechter, un obrero de la construcción de 18 años, intentó huir junto con un amigo y compañero de trabajo, Helmut Kulbeik. Tenían pensado esconderse en el taller de un carpintero, cerca del muro, y, tras observar a los guardias de la "frontera" alejándose, saltar por una ventana hacia el llamado "corredor de la muerte", atravesarlo corriendo y saltar por el muro cerca del Checkpoint Charlie, a Berlín Oeste.
Hasta llegar al muro las cosas salieron bien, pero cuando se encontraban arriba, a punto ya de pasar al otro lado, los soldados les dieron el alto, y a continuación dispararon. Helmut tuvo suerte, Peter resultó alcanzado por varios disparos en la pelvis, cayó hacia atrás, y quedó tendido en el suelo en la "tierra de nadie", durante cincuenta angustiosos minutos, moribundo, desangrándose, a la vista de todos, y sin que nadie hiciera nada.
Gritó pidiendo auxilio, pero los soldados soviéticos que le habían disparado no se acercaron, y lo único que pudieron hacer los soldados americanos fue tirarle un botiquín, que no le sirvió de ayuda, ya que sus graves heridas internas le impedían moverse, y poco a poco fue perdiendo la consciencia. Durante casi una hora, los ciudadanos de ambos lados de Berlín contemplaron impotentes su agonía, gritando a los soldados de ambos lados para que le ayudasen.
Pero ambos bandos tenían miedo de que los del otro lado les disparasen, como había pasado en otras ocasiones anteriores; aunque ninguna en una circunstancia tan perentoria como esta y a las dos del mediodía, con tantos testigos presentes, incluyendo periodistas en el lado occidental.
Los soldados del lado oriental, zona a la que pertenecía en realidad la "tierra de nadie", tampoco le ayudaron, y no se acercaron hasta pasados 50 minutos, seguramente para que sirviera de ejemplo para cualquier otro que pensase huir.
(Aún así, entre 1961 y 1989 murieron más de 260 personas, sólo intentando cruzar el Muro; además de los que murieron al querer cruzar la frontera entre las dos Alemanias, y ya no hablemos de los que estuvieron en la cárcel por intentarlo, o por ayudar a otros).
Cuando por fin se acercaron los soldados de la RDA y se lo llevaron, los ciudadanos de ambos lados gritaron repetidamente "¡asesinos, asesinos!". En el lado occidental, se sucedieron las protestas y las manifestaciones los días siguientes, y los habitantes del Berlín Oeste comprendieron claramente lo difícil que sería para sus familiares y amigos del Berlín Este el intentar escapar. Asimismo, también se dieron cuenta, decepcionados, de que los soldados americanos, en pleno auge de la Guerra Fría, no harían nada para ayudarles en circunstancias similares. Fue un duro golpe para la esperanza de los berlineses.
Tiene casi veinte años y ya está
cansado de soñar;
pero tras la frontera está su hogar,
su mundo y su ciudad.
Piensa que la alambrada sólo
es un trozo de metal
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.
Libre,
como el sol cuando amanece yo soy libre,
como el mar.
Libre,
como el ave que escapó de su prisión
y puede al fin volar.
Libre,
como el viento que recoge mi lamento y mi pesar,
camino sin cesar,
detrás de la verdad,
y sabré lo que es al fin la libertad.
Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción;
marchaba tan feliz que no escuchó
la voz que le llamó.
y tendido en el suelo se quedó,
sonriendo y sin hablar;
sobre su pecho flores carmesí
brotaban sin cesar.

La canción, escrita diez años después de los hechos, recoge una historia y unas fotos que dieron la vuelta al mundo, y que todavía hoy son símbolo de la crueldad humana. En el lugar donde murió Peter Fechter, se levantó en 1990 un monumento. Ya en 1997, dos antiguos soldados de la RDA fueron juzgados, y admitieron haber disparado contra Peter Fechter. Se les declaró culpables, y fueron condenados a un año de cárcel. En el juicio el forense declaró que toda ayuda hubiera sido inútil, ya que la gravedad de las heridas le hubiera causado la muerte en cualquier caso. Pero es algo que nunca sabremos, ¿verdad?
La canción es símbolo de todo el pueblo alemán que soñó con huir, ya que, si Peter fue la primera víctima del muro, el último, Chris Gueffroy, en 1989, tenía, precisamente, veinte años...

Tomado de la web.


Publicado por JEAC.

martes, 12 de septiembre de 2017

La paz perfecta

Hubo una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera en una pintura dibujar la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron y presentaron sus obras en el palacio del rey. El gran día había llegado.
El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solo hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas.
Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenia montañas pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacifico.
Pero cuando el rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido …
Paz perfecta … el pueblo entero se preguntaba que cuadro elegiría el rey?
El sabio rey escogió la segunda, y explicó a la gente el por que…
“Porque,” explicaba el rey, “Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.”

Y tú… ya has encontrado la verdadera paz del corazón?…

Hay un proverbio chino que dice: “El árbol quiere la paz pero el viento no se la concede.”  Pareciera ser que la conflictividad es parte de la vida así que con viento y todo la paz tiene que estar presente.

Autor desconocido.


Publicado por JEAC.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Palabras


Si te dices filósofo, no me hables de filosofía...
Muéstrame como vives en la verdad.


Si te dices teólogo, no me hables de teología...
Muéstrame el amor de Dios en tu vida.


Si te dices político, no me hables de política...
Muéstrame qué haces por el bien de todos.


Si te dices bueno, no me hables de la bondad...
Muéstrame como amas.


Si te dices creyente, no me hables de tu credo o de tu religión...
Muéstrame tu modo de vivir y...
Me convencerás.


Autor desconocido.


Publicado por JEAC.

sábado, 2 de septiembre de 2017

El cielo y el infierno


Cargado de honores y medallas, con paso firme y mirada orgullosa, el guerrero samurai  se detuvo ante el maestro, puso la mano izquierda   sobre su pecho y con la derecha rodeó suavemente el puño de su sable. Juntó los talones, hizo una venia como gesto de un respetuoso saludo, y dirigiéndose al anciano le preguntó:
 
-Maestro, enséñame la diferencia entre el cielo y el infierno.

El maestro lo miró despectivamente y, después de un largo silencio, le repuso al samurai:

-Enseñarte a ti, que eres superfluo y arrogante,   que crees que vales por la fuerza de tu espada o el tamaño de tu bolsa, es inútil. No sé si tu cabezota es capaz de entender las palabras más simples.

El guerrero tomó una bocanada de aire. Conteniendo su ira, sujetó con fuerza el mango de su sable y, con voz fuerte y mirada altiva, respondió:

-Maestro, cuida tu lengua, muchos por menos han perdido su cabeza.

El viejo sonrió sereno y con palabras suaves añadió:
-Ese es el infierno.

El samurai, conmovido, se inclinó con humildad y con voz honesta y profunda dijo:
-Maestro, muchas gracias, tus palabras tocaron mi alma. La rabia, el miedo y la arrogancia son mi infierno.
 
El maestro lo miró fijamente y le dijo:
-Ese es el cielo.

Reflexión: No son las palabras de los otros las que te envían al cielo o al infierno, es el significado que les das. Las palabras pueden contener emociones, pero tu decides  si las aceptas y cuanta importancia tienen para ti.
Cuando eliges la rabia, la arrogancia o el miedo, estas escogiendo el dolor, el juicio y el aislamiento, tanto para ti como para quienes te rodean.
Nuestros maestros y nuestras lecciones se encuentran con frecuencia en las personas o situaciones más inesperadas. La persona más difícil o la situación más adversa pueden ser los maestros que te recuerden que en este instante puedes elegir estar en el cielo o en el infierno.

Tomado de la web.


Publicado por JEAC.