sábado, 20 de febrero de 2021

Eduardo Galeano - La música


  Según cuentan los memoriosos, en otros tiempos el sol fue el dueño de la música, hasta que el viento se la robó.

Desde entonces, para consolar al sol, los pájaros le ofrecen conciertos al principio y al fin de cada día.

Pero los alados cantores no pueden competir con los rugidos y los chillidos de los motores que gobiernan las grandes ciudades. Ya poco o nada se escucha del canto de los pájaros. En vano se rompen el pecho queriendo hacerse oír, y el esfuerzo por sonar cada vez más alto arruina sus trinos.

Y ya las hembras no reconocen a sus machos. Ellos las llaman, virtuosos tenores, irresistibles barítonos, pero en el barullo urbano no se distingue quién es quién, y ellas terminan aceptando el abrigo de alas extrañas.

Eduardo Galeano - Los hijos de los días.

Publicado por JEAC.

jueves, 11 de febrero de 2021

Sobre la lectura


“He leído muchos libros, pero me he olvidado de la mayoría. Pero entonces, ¿cuál es el propósito de la lectura? "

Esta fue la pregunta que un alumno le hizo una vez a su Maestro. El Maestro no respondió en ese momento. Sin embargo, después de unos días, mientras él y el joven alumno estaban sentados cerca de un río, dijo que tenía sed y le pidió al niño que le trajera un poco de agua con un colador viejo y sucio que había en el suelo.
El alumno se sobresaltó, porque sabía que era un pedido sin lógica.
Sin embargo, no pudo contradecir a su Maestro y, habiendo tomado el cedazo, comenzó a realizar esta absurda tarea.
Cada vez que sumergía el colador en el río para traer un poco de agua para llevar a su Maestro, ni siquiera podía dar un paso hacia él, ya que no quedaba ni una gota en el colador.
Lo intentó y lo intentó decenas de veces pero, por mucho que trató de correr más rápido desde la orilla hasta su Maestro, el agua siguió pasando por todos los agujeros del tamiz y se perdió en el camino.
Agotado, se sentó junto al Maestro y dijo: "No puedo conseguir agua con ese colador. Perdóname Maestro, es imposible y he fallado en mi tarea”.
“No - respondió el anciano sonriendo - no has fallado. Mira el colador, ahora brilla, está limpio, está como nuevo. El agua, que se filtra por sus agujeros, la ha limpiado ".

“Cuando lees libros - prosiguió el viejo Maestro - eres como un colador y ellos son como agua de río. No importa si no puedes guardar en tu memoria toda el agua que dejan fluir en ti, porque los libros, sin embargo, con sus ideas, emociones, sentimientos, conocimientos, la verdad que encontrarás entre las páginas, limpiarán tu mente y espíritu, y te convertirán en una persona mejor y renovada. Este es el propósito de la lectura ”.

J.Mueriel

Publicado por JEAC.