jueves, 17 de febrero de 2022

Apunta siempre alto

 

Un maestro quería enseñarles una lección especial a sus alumnos, y para ello les dio la oportunidad de escoger entre tres exámenes:
uno de cincuenta preguntas,
uno de cuarenta
y uno de treinta.
A los que escogieron el de treinta preguntas les puso una “C”, sin importar que hubieran contestado correctamente todas las preguntas.
A los que escogieron el de cuarenta preguntas les puso una “B”, aun cuando más de la mitad de las respuestas estuviera mal.
Y a los que escogieron el de cincuenta preguntas les puso una “A”, aunque se hubieran equivocado en casi todas.
Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó:
“Queridos alumnos:
Permítanme decirles que yo no estaba examinando sus conocimientos, sino su voluntad de apuntar a lo alto.
Cuando apuntamos a lo alto, estamos más cerca de nuestros sueños, que si nos conformamos con objetivos pequeños".

Tomado de la red.

Publicado por JEAC.

sábado, 5 de febrero de 2022

Negar no sirve

 

Mi abuelo creció en el campo, donde la gente es tan simple como sabia y recuerdo las platicas entre él y sus amigos, como cuando en una ocasión, uno de ellos le pregunto ¿cuanto tarda en sanar una herida, una ausencia o una inevitable pérdida de lo amado?
Sin dudarlo el abuelo contestó:

Primero: Todas las heridas duelen, "negar no sirve", pero tienen sus procesos. el dolor avisa afuera y adentro y en ambos lados es la llamada para que puedan ayudarle: déjese ayudar o al menos, déjese acompañar, los buenos y los malos ratos son siempre mejor compartidos, el cuerpo lo sabe el corazón también.

Segundo: Las heridas cierran mejor expuestas al aire y al sol, "negar no sirve", deje que el viento se lleve cuanto tiene que decir, lo que le duele, lo que se quedo sin hablar, luego que el sol le sane, déjese cobijar y acariciar, vea con claridad, la luz que surge de cada herida que con el cuidado adecuado, vuelve a plantar vida y seca naturalmente cada lágrima.

Tercero: Tercero el dolor pasa, las ausencias no, "negar no sirve", pero cada ausencia nos lleva a valorar las presencias, lo que se ha quedado, el aprendizaje adquirido y la fuerza que nace de haberlo aceptado, lo duro no es fuerte, en seguida se rompe, lo flexible si, que la cicatriz se mueva, se acomode para que se acabe de absorber.

Por último: Aprende a vivir con su pérdida, sanada la herida primera, "negar no sirve", deje de exhibirla y de permitir que la toquen, recójala como algo sagrado y así resguárdela en su corazón, es suya, su memoria y su dignidad, no luche contra el recuerdo deje que se funda en el corazón, deje que se quede ahí lo que pensó perdido, lo que quiere de ello rescatar y cierre la puerta y siga su caminar, Ahora tiene usted más valor para cuidar y para continuar.

Lucia Toranzo N.

Publicado por JEAC.