jueves, 13 de febrero de 2025

El dilema del libre albedrío

 

El dilema del libre albedrío es uno de los problemas filosóficos más antiguos y complejos. Se pregunta si los seres humanos realmente tenemos la capacidad de tomar decisiones libres o si, por el contrario, nuestras elecciones están determinadas por factores externos o internos que escapan a nuestro control. Este debate tiene profundas implicaciones para la moralidad, la responsabilidad personal y la naturaleza de la conciencia.
Desde la antigüedad, los filósofos han discutido si el libre albedrío es real o una mera ilusión. Aristóteles sostenía que los humanos pueden actuar de manera voluntaria y deliberada, lo que implica cierta autonomía en la toma de decisiones. Por otro lado, los estoicos creían en una concepción del destino en la que todo está predeterminado, y la verdadera libertad consiste en aceptar el curso de los acontecimientos sin resistencia.
En la era moderna, este dilema ha sido abordado desde diferentes perspectivas. El determinismo sostiene que cada acción humana es el resultado inevitable de causas previas, ya sean leyes físicas, biológicas o psicológicas. Desde esta visión, si conociéramos todas las condiciones iniciales del universo, podríamos predecir todas las acciones futuras con exactitud. Filósofos como Baruch Spinoza y científicos como Pierre-Simon Laplace defendieron esta idea, argumentando que la sensación de libertad es solo una ilusión creada por nuestra falta de conocimiento sobre las causas que influyen en nuestras decisiones.
Por otro lado, los defensores del libertarismo filosófico argumentan que los humanos tienen una capacidad genuina para elegir entre diferentes opciones. Jean-Paul Sartre, por ejemplo, defendió la idea de que el ser humano está "condenado a ser libre", ya que no hay un destino preestablecido que determine nuestras acciones. Para Sartre, cada individuo es responsable absoluto de sus elecciones y no puede excusarse en factores externos.
En un intento de conciliar ambas posturas, surge el compatibilismo, defendido por filósofos como David Hume y Daniel Dennett. Según esta visión, el libre albedrío y el determinismo no son necesariamente opuestos. Es posible que nuestras acciones estén determinadas por causas previas, pero si esas causas incluyen nuestros propios deseos, valores y razonamientos internos, entonces podemos considerarlas como libres. En este sentido, una acción es libre cuando es el resultado de nuestros propios procesos mentales y no de una imposición externa.
El dilema del libre albedrío sigue siendo un tema de intenso debate, especialmente con los avances en neurociencia. Estudios han demostrado que muchas decisiones pueden estar condicionadas por procesos cerebrales inconscientes antes de que seamos conscientes de ellas, lo que ha llevado a algunos científicos a cuestionar la existencia del libre albedrío. Sin embargo, otros sostienen que la conciencia y la reflexión pueden influir en nuestras decisiones, permitiéndonos ejercer cierto grado de control.
Este debate no es solo filosófico o científico; también tiene repercusiones en la ética y el derecho. Si nuestras acciones están determinadas, ¿somos realmente responsables de nuestros actos? ¿Podemos culpar a alguien por sus decisiones si en realidad nunca pudo haber elegido otra opción? Estas preguntas siguen abiertas y desafían nuestra comprensión sobre la naturaleza humana y la libertad.

Tomado de la web.

Publicado por JEAC.

lunes, 20 de enero de 2025

Fragmento de Trópico de Cáncer

 

Comparto un fragmento del libro de Henry Miller que lo leí hace poco y me pareció muy bueno.

“Soy un hombre que desearía vivir una vida heroica, hacer el mundo más soportable a su vista. Si, en algún momento de debilidad, de relajación, de necesidad, me desahogo dejando escapar un poco de cólera ardiente, cristalizada en palabras – un sueño apasionado, envuelto y atado con imágenes-, bueno…lo toman o lo dejan… ¡pero no me molesten!
Soy un hombre libre… y necesito mi libertad. Necesito estar solo. Necesito meditar sobre mi vergüenza y mi desesperación en soledad; necesito el sol y los adoquines de las calles sin compañía, sin conversación, cara a cara conmigo mismo, con la compañía exclusiva de la música de mi corazón. ¿Qué quieren de mí? Cuando tengo algo que decir, lo publico. Cuando tengo algo que dar, lo doy. ¡Vuestra inquisitiva curiosidad me revuelve el estómago! ¡Vuestros cumplidos me humillan! ¡Vuestro té me envenena! No debo nada a nadie. Solo sería responsable ante Dios… ¡si existiera!”
*    *    * 
"Si soy inhumano es porque mi mundo ha sobrepasado sus límites humanos, porque ser humano parece algo pobre, lastimoso, miserable, limitado por los sentidos, restringido por preceptos morales y códigos, definido por trivialidades e ismos.
Estoy echándome el jugo de la uva por la garganta  y descubro la sabiduría en él, pero mi sabiduría no procede de la uva, mi embriaguez no debe nada al vino…"
"Trópico de Cáncer"
-Henry Miller-

Publicado por JEAC.