Como ya era mi costumbre seguí casi todos los partidos por radio, esta vez con mi pequeña radio a transistores, incluso la llevaba al colegio cuando los partidos coincidían con mi horario de clases y muchos como yo hacían lo mismo. La fiebre de ese mundial era total. Todos identificados con el Brasil de ese campeonato, todos enamorados del futbol bien jugado, con alegría, con talento. y por otra parte apoyando también al equipo Mexicano hasta donde llegó. Para suerte de todos las radios difundieron ese mundial casi en su totalidad y hasta hubieron los primeros enviados especiales del periodismo que cubrieron la noticia desde México. La televisión que recién se afianzaba en el país hizo lo que pudo y paso varios partidos. Eran todavía pocos los que contaban con un televisor en su casa, y sin embargo que lindo era que en la casa del que tenía, se juntaban los vecinos para ver algún partido. La buena vecindad se vivió también con aquel mundial. Que diferencia con lo actual, en que una empresa (Unitel) se adjudica los derechos en el país y se “guarda” los partidos con una mezquindad absoluta sin pensar en que todos tienen derecho a ver el futbol, ellos solo piensan en el negocio.
Brasil en forma exquisita se hizo de aquél campeonato y toda la juventud de aquél entonces quería emularlos, en nuestros juegos todos queríamos ser Brasil y nuestros sueños era llegar a ser tan grandes jugadores como aquellos de aquél “scratch” inolvidable. Juanito, la mascota de aquél mundial se hizo famoso y es una de las mascotas más queridas de todos los mundiales. Nuevamente lo repito: para mi gusto este es el mejor mundial que viví.
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