Cuantas veces....queremos acercarnos a los demás con actitudes
fraternales, y aunque aparentemente somos aceptados; ignoramos que nuestros
receptores, no se sienten con la confianza de estrechar ese lazo... por esa
forma a veces de arrogancia, que creen visualizar, por esas palabras
reflexivas que reclaman nuestra presencia y que son tomadas como
imposiciones...
Porque la sensibilidad que nos entregan, es tan frágil, que si
no la cuidamos involuntariamente la hacemos añicos, dispersando escépticamente,
lo que pudo ser un diálogo interesante.
Cuantas veces, herimos inconscientemente, por no tener
disponibilidad de paciencia, para analizar el entorno... sin percibir que está
latente esa indiferencia gélida que nos duele.
Cuantas veces dialogamos con el silencio, por el desconsuelo de
la soledad, pero somos tan exigentes, que solo pensamos en nuestros pesares...
sin comprender el dolor de los demás, a quienes castigamos con esas actitudes
de incomprensión...
Porque no entendemos ese lamento por la lejanía, y no hemos
valorado ese amor que nos brindan... cuantas veces seguiremos así, sumergidos en
ninguna parte, apesadumbrados por la soledad, y el vacío asfixiante que nos
lastima tanto...
Autor desconocido.
JEAC.
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