Una de las características de aquellos que no son precisamente
sabios, es que no muestran una inclinación a escuchar… sólo quieren hablar. Sólo
quieren ser escuchados, constituirse en el centro de atención.
Es de sabios permitir que desde los centros más elevados,
fluya…tanto la palabra, como el silencio…que el mensaje perfecto sea el que
descienda a bendecir tanto al oyente, como al que lo trasmite y en definitiva
que ambas partes se tornen instrumentos de esa vibración sublime que no siempre
se manifiesta con palabras.
Es por eso que uno de los más resaltantes aspectos de un
verdadero sabio, es que se permite escuchar .
Incluso cuando habla, el sabio no deja de escuchar
.
Al hablar, simplemente presta atención a lo que fluye de sus
labios, por lo que todo lo que él dice no proviene de él, sino de una Fuente en
la que es Uno con la Verdad .
Nunca se considera sabio, pero siempre considera la sabiduría
de los demás, en el sentido de que acepta que todos tienen algo para enseñar … y
así presta atención al mensaje que cada persona y circunstancia tienen para
develarle.
Es de sabios… aprender a estar atentos y receptivos, no sólo
con nuestros oídos materiales, sino con nuestra atención interna, mostrando una
plena disposición a "escuchar" y no tanto querer ser escuchados... a dejar de
lado las demandas del ego, quien siempre desea absorber energía en exceso… y dar
lugar, tiempo y atención a la enseñanza que cada instante nos presenta… de forma
manifiesta o silente.
Autor desconocido.
JEAC.
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