Un día, terminando su horario de trabajo, fue a uno de los
refrigeradores para inspeccionar algo. Al momento, sintió que la puerta se cerró
tras él con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador.
Golpeó fuertemente la puerta y comenzó a gritar, pero nadie le
escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi
imposible que nadie le oyese.
Pasó el tiempo y él continuaba en el refrigerador al borde de
la muerte.
De repente, se abrió la puerta. El guardia de seguridad entró y
le rescató. Después de esto, le preguntaron al guardia porqué se le ocurrió
mirar allí.
Él explicó: "Llevo trabajando en esta empresa 35 años, cientos
de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda
en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me
tratan como si fuera invisible. Hoy me dijo “buenos días” a la entrada, pero no
se despidió. Yo espero por ese "hola", "buenos días", y ese "ciao" o "hasta
mañana", cada día.
Sabiendo que todavía no se había despedido de mí, pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que le busqué y le encontré.
*Dios te creó con una sonrisa. No dejes que nada te la
quite.*
Autor desconocido.
Publicado por JEAC.
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