Si concebimos la vida como un proyecto fijo que
forjamos en nuestras mentes con la pretensión de que suceda tal como lo ideamos
o lo deseamos, distorsionamos los alcances de la realidad posible.
La vida es una conformación que vamos elaborando
según nuestros méritos, según nuestras acciones, según nuestras relaciones y
aprendizajes.
Si no tenemos un propósito integro, condiciones y
entrenamiento adecuado, para recorrer la senda hasta la cima de la montaña, nos
quedaremos rezagados en algún punto del trayecto -aunque nuestras expectativas y
ambiciones nos hubieran llevado a creer que contemplaríamos el paisaje lejano
bajo nuestros pies.
Con una mente abierta y dispuesta a los cambios
podemos comprender los eventos de la existencia y emprender la tarea de
transformarnos lo que nos permite alcanzar una nueva visión sobre lo exterior y
sobre nosotros mismos.
Con una mente cerrada, asumimos una existencia
limitada, gregaria, desintegrada de los ritmos de la vida y probablemente
atiborrada de frustraciones y conflictos.
Hugo Betancur (Colombia)
Publicado por JEAC.
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