Un día un niño quiso saber quién era Dios, así que
fue a preguntarle al sacerdote de su tribu, pero este no pudo darle una
respuesta satisfactoria.
Apenado el niño por no encontrar una verdadera respuesta, decidió ir a recorrer el mundo para encontrar la verdad
Dejando atrás su pequeña aldea, se fue, muy decidido a no volver, hasta encontrar lo que andaba buscando.
Apenado el niño por no encontrar una verdadera respuesta, decidió ir a recorrer el mundo para encontrar la verdad
Dejando atrás su pequeña aldea, se fue, muy decidido a no volver, hasta encontrar lo que andaba buscando.
Recorrió muchos lugares, valles y desiertos, tuvo
que afrontar diversos peligros, y se encontró con mucha gente culta, pero nadie
sabía con certeza como responder a la pregunta: “¿Sabes quién es Dios?”
Un día llegó a los pies de una montaña en donde vivía un viejo y sabio ermitaño.
Un día llegó a los pies de una montaña en donde vivía un viejo y sabio ermitaño.
Agotado por su búsqueda sin respuesta, el niño que
ahora era un joven alto y fornido; decidió hacer un último intento y le pregunto
al sabio: “¿Sabes quién es Dios?”, a lo que el sabio respondió: “Dios es esa
energía vital de la cual todos nacemos, Dios es esa fuerza de amor y felicidad
que ríe junto a nosotros, Dios es ese espíritu de rocío que llora a nuestro lado
cuando nos sentimos más desolados. Algunos piensan que es quién nos ilumina y
nos permite conocernos a nosotros mismos a través del yoga, la meditación, la
oración y el silencio; otros creen que es un padre creador, que nos quiere y nos
ama; y hay quienes están convencidos que Dios es un juez implacable y que
necesitan complacerlo, para que no deje caer sobre ellos el peso de su
cólera”.
La verdad es que para descubrir quién es Dios, tienes que escuchar la voz de tu corazón, ya que Dios vive en lo más hondo de nuestro ser, y a cada uno se nos presenta de una forma única e intima, por lo que solamente tú puedes descubrir a Dios.
La verdad es que para descubrir quién es Dios, tienes que escuchar la voz de tu corazón, ya que Dios vive en lo más hondo de nuestro ser, y a cada uno se nos presenta de una forma única e intima, por lo que solamente tú puedes descubrir a Dios.
Feliz el joven, porque finalmente encontró la
respuesta que andaba buscando, dio gracias al ermitaño y volvió a su aldea,
sabiendo quien era Dios, y que cuando lo necesitara, solo tenía que buscar
dentro de sí, y ponerse en contacto con lo más intimo de su ser.
Autor desconocido.
Publicado por JEAC.
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