En otros lugares se suele colocar las
fogatas en pequeñas construcciones improvisadas hechas de piedra, las cuales
deben recibir la atención necesaria durante toda la noche y la madrugada, hasta
la llegada del sol. En otros se suele quemar la paja en las faldas de los cerros
y en los corrales "para abrigar a los animales".
Esta fecha también fue utilizada para quemar ropa vieja o muñecas hechas de este insumo para alejar la mala suerte. También era parte de la renovación, es decir cerrar un ciclo y comenzar otro, o esperar que en el futuro no te falte ropa, aspecto que fue reiterativo en las actividades de San Juan en los años pasados en los espacios urbanos.
Este ritual marcaba implícitamente un periodo de paso y renovación, este proceso culminaba con el uso de agua, el mismo día del Santo cuando se echaba agua en la nuca o empapaba a jóvenes y adultos, algo así como cumpliendo el atributo principal de San Juan Bautista; se decía que era como el Carnaval, era el paso del periodo seco (fuego) al periodo venidero de las lluvias (agua).
Hasta hace unos 30 años atrás, a partir de las 18:00 aproximadamente, las laderas con pajonales en torno a la ciudad de La Paz eran devoradas por el fuego, complementadas con la infinidad de puntos luminosos en los lugares habitados, fogatas en todas las direcciones que solían permanecer hasta la madrugada, calles de fuego donde los vecinos salían a socializar, calles de tierra o piedra. Las llamas eran atizadas con todo tipo de combustible, principalmente leños secos, pero el entusiasmo podía provocar que se añadan sillas, mesas, ropa vieja, libros y cuadernos (bajo la lógica de que esto te convertiría en más estudioso), actividad que se condenó cuando se comenzó a quemar llantas.
En algunos ámbitos además del uso de fuegos artificiales, era común el consumo del "té con të, bebida sencilla en base a agua, azúcar y té que se calentaba en calderas de metal, en la misma fogata y posteriormente se agregaba el singani. Este era un buen mecanismo de socialización entre los vecinos de una misma cuadra.
Cuando el fuego dejaba la leña en carbón incandescente era el momento propicio para colocar papa con cáscara, que en la madrugada se sacaba y consumía, y cuyo sabor era muy agradable y conocido como watia.
En algunas regiones se solía saltar en la fogata para ver si te iba a ir bien en el futuro. En los territorios del Oriente boliviano como San José, Santa Ana y San Rafael de Chiquitos, entre otros, se solía colocar el carbón al rojo vivo como una especie de alfombra y algunas personas que se animaban cruzaban de un lado a otro con los pies desnudos. Se decía que si pasabas por este lugar y no te salían ampollas, tu futuro iba a ser favorable. (Continuará)
Esta fecha también fue utilizada para quemar ropa vieja o muñecas hechas de este insumo para alejar la mala suerte. También era parte de la renovación, es decir cerrar un ciclo y comenzar otro, o esperar que en el futuro no te falte ropa, aspecto que fue reiterativo en las actividades de San Juan en los años pasados en los espacios urbanos.
Este ritual marcaba implícitamente un periodo de paso y renovación, este proceso culminaba con el uso de agua, el mismo día del Santo cuando se echaba agua en la nuca o empapaba a jóvenes y adultos, algo así como cumpliendo el atributo principal de San Juan Bautista; se decía que era como el Carnaval, era el paso del periodo seco (fuego) al periodo venidero de las lluvias (agua).
Hasta hace unos 30 años atrás, a partir de las 18:00 aproximadamente, las laderas con pajonales en torno a la ciudad de La Paz eran devoradas por el fuego, complementadas con la infinidad de puntos luminosos en los lugares habitados, fogatas en todas las direcciones que solían permanecer hasta la madrugada, calles de fuego donde los vecinos salían a socializar, calles de tierra o piedra. Las llamas eran atizadas con todo tipo de combustible, principalmente leños secos, pero el entusiasmo podía provocar que se añadan sillas, mesas, ropa vieja, libros y cuadernos (bajo la lógica de que esto te convertiría en más estudioso), actividad que se condenó cuando se comenzó a quemar llantas.
En algunos ámbitos además del uso de fuegos artificiales, era común el consumo del "té con të, bebida sencilla en base a agua, azúcar y té que se calentaba en calderas de metal, en la misma fogata y posteriormente se agregaba el singani. Este era un buen mecanismo de socialización entre los vecinos de una misma cuadra.
Cuando el fuego dejaba la leña en carbón incandescente era el momento propicio para colocar papa con cáscara, que en la madrugada se sacaba y consumía, y cuyo sabor era muy agradable y conocido como watia.
En algunas regiones se solía saltar en la fogata para ver si te iba a ir bien en el futuro. En los territorios del Oriente boliviano como San José, Santa Ana y San Rafael de Chiquitos, entre otros, se solía colocar el carbón al rojo vivo como una especie de alfombra y algunas personas que se animaban cruzaban de un lado a otro con los pies desnudos. Se decía que si pasabas por este lugar y no te salían ampollas, tu futuro iba a ser favorable. (Continuará)
Milton Eyzaguirre Morales (Magister en
Antropología)
Publicado por
JEAC.