Un día, cuando yo era pequeño, mi
padre, que estaba traduciendo un dicho en sánscrito, compartió conmigo un
pensamiento que nunca olvidaré. Me dijo: «Hijo, cuando naciste lloraste mientras
el mundo se alegraba. Vive de manera que, cuando mueras, el mundo llore mientras
tú te alegras». Vivimos en una era en la que hemos olvidado en qué consiste la
vida. Mandamos sin dificultad a una persona a la luna, pero nos cuesta cruzar la
calle para saludar a un nuevo vecino. Tenemos una tecnología que nos permite
estar siempre conectados; sin embargo, en muchos sentidos, en ninguna otra época
de la historia hemos estado tan desvinculados como ahora. Sabemos más que nunca,
y al mismo tiempo menos que nunca, qué significa la verdadera grandeza... como
seres humanos.
Publicado por JEAC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario