Querido y fiel amigo….catorce años nos acompañaste en la familia y te hiciste tan parte nuestra, que ahora duele decir adiós, por eso prefiero decir hasta pronto… Sé que en algún lugar nos reencontraremos y volveremos a ser los inseparables compañeros que fuimos en los últimos años. Te fuiste a retozar allá a las nubes, seguramente ahora estás en compañía de Shakira nuestra Husky hembrita que falleció antes que tú. No sabes la falta que nos hace tu compañía, te extrañamos mucho y lloramos tu ausencia.
Encontré un hermoso poema de Pablo Neruda y lo pongo ahora como
un homenaje a quién supo ser el amigo y compañero fiel de nuestra familia.
Siempre te recordaremos como al mejor….porque así lo fuiste…. Hasta pronto
viejo lobo….
Mi perro ha muerto (Pablo Neruda)
Mi perro ha muerto.
Yo sé que se juntará conmigo alguna vez.
Ahora él ya se fue con su pelaje,
su mala educación, su nariz fría.
su mala educación, su nariz fría.
Y yo, materialista que no cree
en el celeste cielo prometido
para ningún humano,
para este perro o para todo perro
creo en el cielo, sí, creo en un cielo
donde yo no entraré, pero él me espera
ondulando su cola de abanico
para que yo al llegar tenga amistades.
en el celeste cielo prometido
para ningún humano,
para este perro o para todo perro
creo en el cielo, sí, creo en un cielo
donde yo no entraré, pero él me espera
ondulando su cola de abanico
para que yo al llegar tenga amistades.
Ay, no diré la tristeza en la tierra
de no tenerlo más por compañero
que para mí jamás fue un servidor.
Tuvo hacia mí la amistad de un erizo
que conservaba su soberanía,
la amistad de una estrella independiente
sin más intimidad que la precisa,
sin exageraciones:
no se trepaba sobre mi vestuario
llenándome de pelos o de sarna,
no se frotaba contra mi rodilla
como otros perros obsesos sexuales.
de no tenerlo más por compañero
que para mí jamás fue un servidor.
Tuvo hacia mí la amistad de un erizo
que conservaba su soberanía,
la amistad de una estrella independiente
sin más intimidad que la precisa,
sin exageraciones:
no se trepaba sobre mi vestuario
llenándome de pelos o de sarna,
no se frotaba contra mi rodilla
como otros perros obsesos sexuales.
No, mi perro me miraba dándome la atención necesaria
la atención necesaria
para hacer comprender a un vanidoso
que siendo perro él,
con esos ojos, más puros que los míos,
perdía el tiempo, pero me miraba
con la mirada que me reservó
toda su dulce, su peluda vida,
su silenciosa vida,
cerca de mí, sin molestarme nunca,
y sin pedirme nada.
la atención necesaria
para hacer comprender a un vanidoso
que siendo perro él,
con esos ojos, más puros que los míos,
perdía el tiempo, pero me miraba
con la mirada que me reservó
toda su dulce, su peluda vida,
su silenciosa vida,
cerca de mí, sin molestarme nunca,
y sin pedirme nada.
No hay adiós a mi perro que se ha muerto.
JEAC.