El día Viernes 9 de Agosto falleció uno de los últimos
“grandes” del folklore argentino: Don Eduardo Falú. Y cuando me refiero a
“grandes” quiero decir y referirme a aquellos que en verdad amaron el folklore y
trabajaron mucho por hacerlo conocer y gustar en todos los rincones de su
patria.
“La canción es el camino más importante para difundir la
poesía a grandes audiencias porque los libros se venden poco. La canción, en
cambio, es muy directa, muy inmediata, y llega a mucha gente”. Así se
refería Don Eduardo a la canción y así lo hizo siempre en sus composiciones:
Poesía y buena música fueron sus ingredientes y con eso junto a otros autores y
poetas lograron engrandecer su folklore.
“Los teólogos sostienen que conservar y crear, en el
lenguaje de las escrituras sagradas, son sinónimos. También en el lenguaje de la
ciencia del folklore lo son, y Eduardo Falú, parece haberlo comprendido así. A
medida que evoluciona como artista culto, sus creaciones se van acercando más y
más a la esencia de nuestro cancionero. En sus composiciones, los sentimientos
de soledad, de rebelión, de tristeza, de alegría, de enojo, de abandono o de
protesta, no son el simple resultado de un texto o de una forzosa exposición.
Son un clima, una atmósfera, un estado pasional que las envuelve. En este
sentido, pertenece al despertar de una nueva generación de artistas que está
irrumpiendo en nuestro panorama cultural y se está imponiendo por la sinceridad,
la altura de sus objetivos, la alta calidad de sus medios y su no oculto
disconformismo ante la improvisación, la banalidad y las falsificaciones de lo
que es esencial en nuestra personalidad. Esa es la brújula segura con que se
maneja tan exigente movimiento de artistas. Esa es la brújula de Eduardo Falú,
compositor.” Así escribía Jorge Araoz en la tapa de uno de los discos de
Falú allá por los años 60 como corroborando lo que les decía.
La dupla imbatible, la que generó algunas de las más bellas
zambas argentinas, fue la que hizo con su gran amigo Jaime Dávalos. Salteños los
dos, bohemios y soñadores. Vidala del nombrador, Vamos a la zafra, Zamba de un
triste, Las golondrinas, Tonada del viejo amor fueron algunas de las canciones
que hicieron en yunta. ¿Se escribirán en los próximos años versos tan dulces
como “No tengo miedo al invierno/Con tu recuerdo lleno de sol” ? O una elegía al
pago como La nostalgiosa. Esa dupla trajo la poesía más elevada del folklore al
canto popular. Esas canciones sonaban a otra cosa, era algo distinto a lo que se
venía escuchando en el folklore.
Y que mejor que poner la letra de una de sus composiciones para
culminar este pequeño recuerdo y homenaje al “Gran Eduardo Falú”.
Tonada del viejo amor (Jaime Dávalos - Eduardo Falú)
Y nunca te'i de olvidar
en la arena me escribías
y el viento lo fue borrando
y estoy más solo mirando el mar.
en la arena me escribías
y el viento lo fue borrando
y estoy más solo mirando el mar.
Qué lindo cuando una vez
bajo el sol del mediodía
se abrió tu boca en un beso
como un damasco lleno de miel.
bajo el sol del mediodía
se abrió tu boca en un beso
como un damasco lleno de miel.
Herida la de tu boca
que lástima sin dolor
no tengo miedo al invierno
con tu recuerdo lleno de sol.
que lástima sin dolor
no tengo miedo al invierno
con tu recuerdo lleno de sol.
Quisiera volverte a ver
sonreír frente a la espuma
tu pelo suelto en el viento
como un torrente de trigo y luz.
sonreír frente a la espuma
tu pelo suelto en el viento
como un torrente de trigo y luz.
Yo se que no vuelve más
el verano en que me amabas
que es ancho y negro el olvido
que entra el otoño en el corazón.
el verano en que me amabas
que es ancho y negro el olvido
que entra el otoño en el corazón.
JEAC.
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