Comparto este interesante artículo y por su extensión lo divido
en dos entregas.
Hay quince reglas sencillas para purificar las emociones.
Muchas personas dirán que ya conocen estas reglas; pero porque si las “conocen”
¡¡¡no las aplican!!!
1. Trata de evitar tus intereses egoístas.
Siempre que introduzcas tu interés personal en tus
pensamientos, acciones o palabras, estás creando feas emociones y suscitando
emociones feas en los demás.
Si tomas cualquier problema del mundo, desde problemas familiares hasta problemas comerciales y de política internacional, y ahondas en sus causas, siempre encontrarás los gusanos del interés personal que están comiéndose los cimientos. El interés personal siempre te lleva en la dirección equivocada.
Si tomas cualquier problema del mundo, desde problemas familiares hasta problemas comerciales y de política internacional, y ahondas en sus causas, siempre encontrarás los gusanos del interés personal que están comiéndose los cimientos. El interés personal siempre te lleva en la dirección equivocada.
2. Evita la vanidad.
La vanidad es una forma de autoengaño, en la que piensas
que eres algo que no eres. Cuando yo era muy niño, mi padre me contó un cuento
para instruirme acerca de la vanidad.
Un día un cuervo vio a un pavo real de bellísimas plumas que él admiraba muchísimo. Aguardó durante muchos días hasta que el pavo real empezó a cambiar sus plumas. Entonces las recogió y se adornó con ellas. El cuervo estaba muy ufano con su aspecto. Fue al espejo para admirarse.
Llamó a muchos pájaros para que acudieran a ver cuán bello había llegado a ser de repente.
De pronto, un fuerte viento que llegó sopló todas las plumas de pavo real y el cuervo quedó de pie, frente a sus amigos, como un pájaro negro desnudo. “De ahora en adelante” —me dijo mi padre solemnemente— “no te adornes con las plumas de los otros”.
No uses los logros y el talento de otras personas para parecer más grande. Esto es vanidad.
Un día un cuervo vio a un pavo real de bellísimas plumas que él admiraba muchísimo. Aguardó durante muchos días hasta que el pavo real empezó a cambiar sus plumas. Entonces las recogió y se adornó con ellas. El cuervo estaba muy ufano con su aspecto. Fue al espejo para admirarse.
Llamó a muchos pájaros para que acudieran a ver cuán bello había llegado a ser de repente.
De pronto, un fuerte viento que llegó sopló todas las plumas de pavo real y el cuervo quedó de pie, frente a sus amigos, como un pájaro negro desnudo. “De ahora en adelante” —me dijo mi padre solemnemente— “no te adornes con las plumas de los otros”.
No uses los logros y el talento de otras personas para parecer más grande. Esto es vanidad.
3. Evita la ira.
La ira daña los pétalos de tus centros superiores. Tal vez
esto no pueda demostrarse, pero es un hecho que después que estás enojado,
durante varias horas no tienes energía. La ira es también peligrosa porque a
menudo te hace hacer cosas que nunca habrías hecho si estuvieras en tus
cabales.
4. Evita la codicia.
La codicia altera la brújula de tu vida. Cuando te atrapa
la codicia, te pareces a un avión atrapado en la corriente de un jet, que no
puede hallar su rumbo. La codicia hace que a su tiempo quedes atrapado por una
fuerza de la que no podrás liberarte. Esto imprime una carga tremenda de presión
sobre tus cuerpos físico y mental, y perturba tu equilibrio. Cuando tu
equilibrio emocional está perturbado, tu naturaleza física y mental no te
servirá sino que te traicionarán.
5. Evita el temor.
El temor hace que te identifiques con valores falsos y
suposiciones falsas. Uno de mis Maestros en el monasterio me dijo una vez: “Sólo
en la intrepidez absoluta está contenida la claridad de la consciencia”. Si
tienes miedo, tu consciencia se disipa. Siempre que venzas todo temor, purificas
tu consciencia y tu cuerpo, y ayudas a tu supervivencia y tu longevidad.
Tu temor hace que los demás te controlen, y todo ser humano controlado por otros se está suicidando.
Pero nos gusta controlar a los demás, en vez de dejar que sean personas que se realizan solas.
Cuando ejercitas el temor sobre los demás, eres un criminal, pero eres un criminal mayor si permites que otras personas te controlen inyectándote temor.
Tu temor hace que los demás te controlen, y todo ser humano controlado por otros se está suicidando.
Pero nos gusta controlar a los demás, en vez de dejar que sean personas que se realizan solas.
Cuando ejercitas el temor sobre los demás, eres un criminal, pero eres un criminal mayor si permites que otras personas te controlen inyectándote temor.
6. Evita la ostentación.
La ostentación construye una personalidad falsa, y una
personalidad falsa vive mediante emociones negativas. Una vez que empiezas a
hacer ostentación, deberás alimentar continuamente esa personalidad falsa con
emociones negativas para hacer que continúe existiendo.
7. Trata de comprender los puntos de vista de los
demás.
No saltes de inmediato a tus propias conclusiones cuando
las personas se comportan de cierto modo. “Aquél no me saludó hoy. Debe estar
enojado conmigo”. De inmediato, al decir esto, ya creaste mil y una emociones en
tu corazón.
Aunque tu conclusión fuera acertada, no necesitas crear esas emociones: por lo tanto, no saltes a conclusiones.
Aunque tu conclusión fuera acertada, no necesitas crear esas emociones: por lo tanto, no saltes a conclusiones.
(Torkom Saraydarian de su Libro El Discípulo,
Su Desafío Esencia)
JEAC.