Recordando los 46 años de su paso a la inmortalidad.
El 8 de octubre de 1967 logran asesinar al guerrillero
Ernesto Che Guevara, buscando extinguir con su muerte la lucha por la libertad,
en su más amplio sentido, sin saber que viviría por siempre. Hoy, como todos los
años, renace hecho millones de personas de América Latina, quizá del
mundo.
Para quienes lo conocieron y aquellos que crecieron con su
imagen, el Che es un ideal vivo que hace temblar al imperio que un día quiso
apagar su legado.
Como no podía ser de otra manera, la presencia del Che en
Bolivia dejó una huella remarcable. Impactó en varias generaciones de personas
en el mundo, y de cierta forma sigue presente en los ámbitos políticos y
culturales. Su imagen aparece en sitios públicos, medios de transporte,
camisetas, gorras, en las pancartas de muchas organizaciones sociales.
Por una serie de razones generacionales, emotivas y de
inclinaciones ideológicas, Ernesto Guevara es ahora el ícono de la revolución
social.
Como consecuencia inmediata de la muerte del guerrillero,
surgió en América Latina una nueva subjetividad revolucionaria que tomó
distintas expresiones políticas.
“Habrán matado al hombre, pero sus ideas están presentes en
todos los ámbitos, su espíritu está vivo”, afirmó el escritor, filósofo y
político cubano, Ricardo Alarcón de Quesada en el Aula Magna en la Universidad
de La Habana, cuando se celebró el Coloquio Internacional sobre el Che, en 1997.
Añadió en su discurso que, “además de su contribución como combatiente y jefe
guerrillero, el Che nos dejó una obra intelectual de sorprendente anchura”. Dijo
que el espíritu de Ernesto Guevara, encarnado en los revolucionarios, comparte
la amargura de los pueblos que hoy sufren la experiencia del
capitalismo.
En el reportaje realizado por el diario El Clarín,
conmemorando los 40 años de la muerte de Ernesto Guevara (2007), es el Che la
figura de un hombre animado de ideas revolucionarias y de una gran dimensión
humana.
Su concepto humanista, renovador, ético del socialismo
nutrió el proceso revolucionario cubano y de otros países de Latinoamérica que
hoy siguen con semejantes propósitos de liberación política y económica.
Fuera de la política, este personaje es (porque sigue
vigente) “un santo hombre” que ayudó a la gente humilde, curó sus heridas y
enseñó más que la revolución
.
Según documentos inéditos existentes en el Centro de
Estudios Che Guevara, que preside su hija Aleida March, extraídos de diferentes
publicaciones, la presencia del guerrillero en Vallegrande -Bolivia fue
importante para la población, porque al ser médico colaboró con la
gente.
"La ruta del Che". Hoy es un circuito de memoria y
turístico. El lavadero del hospital Nuestro Señor de Malta, en Vallegrande,
donde se expuso el cadáver del Che Guevara es un lugar sagrado. Así como la
escuela y los lugares donde él estuvo.
“Cientos de personas (soldados, pobladores, curiosos,
periodistas) concurrieron a ver el cuerpo. Hay gran cantidad de fotos de esos
momentos, en las que el Che aparece con los ojos abiertos. Las monjas del
hospital y las mujeres de la villa señalaron su parecido con Jesucristo y
cortaron mechones de su pelo para preservarlos como talismanes”, se describe en
un texto publicado en el libro de Anderson, Jon Lee (1997).
La búsqueda de ejemplos éticos por parte de la juventud, la
identificación con su personalidad frontal, la comercialización de su imagen, su
muerte violenta siendo joven, tratan de explicar el fenómeno del Che en el
mundo.
Artículos compilados.
JEAC.
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