Son muchas las leyendas que se narran sobre la creación del
Lago Titicaca, patrimonio Paceño y Boliviano. Esta es una de ellas:
“Cuenta la leyenda que en la gran meseta del Altiplano
había una ciudad tan rica y poderosa que sus habitantes creían que todo el mundo
debía mostrar sumisión ante ellos.
A ella llegaron unos nativos pobres y andrajosos, a quienes
rechazaron y les pidieron que se vayan. Estos indios profetizaron la destrucción
de la ciudad por terremotos, agua y fuego. Los pobladores se burlaron de los
indios y los expulsaron a golpes. Los sacerdotes quedaron muy preocupados, e
incluso algunos huyeron de la ciudad y se instalaron en el templo de la colina.
Los pobladores también se burlaron de estos sacerdotes.
Hasta que llegó un día en el que una gran nube iluminó con
una fuerte luz roja todo el cielo y la tierra. Luego cayó un enorme relámpago,
se escuchó un gran trueno y la tierra tembló y se abrió. Solo los sólidos
edificios de piedra se mantuvieron sin daño, pero luego comenzó a caer una
lluvia roja.
La tierra volvió a abrirse y uno a uno fueron cayendo las grandes y poderosas construcciones, hasta que no quedo ninguna en pie. Los canales de riego se destruyeron y los ríos se desbordaron, inundando lo poco que quedaba de la ciudad. Las aguas lo cubrieron todo y desde ese día se formó un gran lago sobre lo que fue la gran y poderosa ciudad. Así se formó el lago Titicaca.
Solo se salvaron los sacerdotes, pues ni el terremoto ni
las aguas lograron derribar el templo de la colina. Ese sitio quedó como una
isla, que hoy se llama Isla del Sol. También se salvaron los indios harapientos,
que observaron desde lo alto de la colina como se destruía la grande y bella
ciudad. De ellos nacieron los Kallawayas, que viven en el Altiplano y son
curanderos de grandes habilidades”.
Autor desconocido.
Publicado por JEAC.
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