Y llegó el partido final ante Brasil, que se disputó en
Cochabamba el 31 de Marzo de 1963. Fue una tarde de fiesta para todo el país y
también fue una tarde de muchos nervios ya que si perdíamos con Brasil, Paraguay
se hubiera coronado campeón ya que en La Paz empataba con la Argentina a un
tanto por lado.
Brasil se puso en ventaja a los 22 minutos con gol de Flavio y
empató Ugarte a los 20 minutos, a los 38 del primer tiempo Flavio volvía a
marcar poniendo el 2 a 1 para Brasil, pero Camacho empató a los 45 terminando el
primer tiempo con el marcador de 2 a 2. Eran muchas emociones para el sufrido
aficionado boliviano que a ratos veía esfumarse la posibilidad de ser campeones
por primera vez en nuestra historia. Mi vivencia de aquél partido, en el
conventillo, era parecida al del partido contra la Argentina: todos los vecinos
reunidos en torno a la mesa y los más chicos acurrucados escuchando
atentamente el relato de Cucho Vargas y los comentarios de Lorenzo Carri.
El segundo tiempo comenzó y parecía que Bolivia había entrado
con todo: anotaron García a los 4 minutos, Alcócer a los 12 y Ugarte de penal a
los 24. ¡¡¡Estábamos goleando al Brasil por 5 a 2, nadie lo podía
creer!!! Cuando se convirtió el quinto ya muchos comenzaron con el festejo
anticipado, pero los brasileros iban a vender cara su derrota; Marco Antonio
descontó a los 37 y Almir a los 44 puso el 5 a 4 definitivo. El comentarista
decía que si se jugaban 5 minutos más Brasil nos empataba, es que nuestra
selección había entrado al segundo tiempo con todo y derrocharon todo su
esfuerzo hasta conseguir el 5 a 2. De ahí en más el equipo se refugió y permitió
la reacción brasileña. Por eso los últimos minutos fueron de gran sufrimiento
para los hinchas que seguíamos la transmisión radial. Cada ataque brasilero era
una pesadilla para nosotros y recuerdo que a momentos me tapaba los oídos y
cerraba los ojos, luego los abría nuevamente y el partido continuaba. Parecía un
suplicio sin fin, hasta que llegó el pitazo final del árbitro; el grito de
¡¡¡Campeones!!!! retumbó en los patios del conventillo. Todos dimos un salto y
nos abrazamos con el que más cerca se encontraba, gritábamos como poseídos y el
llanto de alegría comenzó a aparecer en todos los rostros. Allí se inició la
fiesta, algún vecino salió corriendo y regresó con una caja de cervezas, algunos
otros lo imitaron. Volvieron a sacar el tocadiscos y empezó la fiesta. La gente
bailaba en las calles y se escuchaban gritos de ¡Bolivia!, ¡Bolivia! por
doquier. El sueño se había cumplido, el equipo Boliviano era el campeón de
aquél Sudamericano inolvidable para quienes de alguna manera lo vivimos.
(En las fotos dos de los goles de nuestra selección contra
Brasil en aquella épica tarde de Cochabamba)
JEAC.