Aunque la tradición nos ha llevado a creer que Jesús nació en
el primer año de nuestra era, lo cierto es que no fue así, ni mucho menos, si
nos atenemos a los únicos datos conocidos sobre el particular, eso es a las
informaciones vagas y contradictorias reseñadas por sus biógrafos, Mateo y
Lucas, que, además, situaron el domicilio habitual de José y María en dos
lugares diferentes y muy distantes entre S: Belén (Judea) y Nazaret (Galilea).
El mismo Lucas relata en su texto el nacimiento de Jesús en dos fechas
distintas, una en el año 6-7 d. C. y otra en el 4 a. C. De esta forma un mismo
evangelista, en las cuatro primeras paginas de su texto, dató el nacimiento de
Cristo en dos fechas separadas entre S por un mínimo de 10 años. Mateo fijó el
nacimiento de Jesús "en los días del rey Herodes" (Mt 2, 1) y, por tanto, antes
del año 4 a. C., durante el cual murió el monarca judío.
Los principales expertos actuales fechan el nacimiento de
Cristo entre el año 9 y 5 a. C., habiendo un gran consenso alrededor del año 7 o
6 a. C., lo sitúan en el contexto de la población judía de Palestina, y piensan
que Jesús residió en Nazaret (Galilea), hasta la edad de cuarenta años, poco más
o menos, trabajando en el oficio familiar de carpintero albañil hasta que lo
dejo para ir al encuentro de Juan el Bautista, tras lo cual inició el corto
período (alrededor de 2 años) de vida pública que relatan los Evangelios.
Si bien el lugar exacto del nacimiento de Jesús no se sabe, ya
que los evangelista callan al respecto, una tradición cristiana tardía dio por
cierta la suposición de que el nacimiento tubo lugar en alguna de las muchas
cuevas calizas que existen en las cercanías de Belén. Habiendo sobrevenido el
nacimiento de Jesús, según la tradición católica, mientras sus padres estaban
refugiados en una cueva que contenía un pesebre por todo mobiliario, y estando
aparentemente faltos de medios materiales y de calefacción (era invierno en esa
zona), aparecen en escena los dos personajes infaltables en los pesebres, el
buey y el asno, que con su aliento calentaron devotamente al niño recién nacido.
Esto es aceptado por la Iglesia, a pesar de que no figura en ninguno de los
Evangelios, sino que figura en el evangelio apócrifo (no oficial) denominado
Pseudo Mateo, del cuál proviene el relato en el que esta basado el pesebre que
adorna todos nuestros árboles de Navidad.
La concepción de Jesucristo, nueve meses antes, según lo cuenta
Mateo (Mt 1. 18-25) fue así: María y José estaban desposados, pero todavía no
convivían. María, que era virgen, se halló concebida del Espíritu Santo. José
siendo un hombre justo no quiso denunciarla como adultera, sino que resolvió
repudiarla en secreto. Y, según cuenta Mateo, mientras reflexionaba sobre esto,
se le apareció en sueños un ángel y le dijo que no temiera recibir en su casa a
María, su esposa, ya que lo concebido en ella era obra del Espíritu Santo.
También le dijo, que daría a luz un hijo al que deberían ponerle de nombre
Jesús, porque salvaría a todo su pueblo de sus pecados. Y José hizo todo lo que
el ángel le mando.
José, el carpintero, fue uno de los hombres más injustamente
tratados por la historia cristiana. En las primitivas representaciones de la
familia de Jesús, aparecía como un hombre joven, fuerte y sin barba, pero como
consecuencia del inicio del culto a María, la figura del carpintero fue
postergada y relegada al papel de encargado de aprovisionar de alimento a la
familia.
Las diferencias que aparecen entre los relatos del nacimiento
hechos por Mateo y Lucas (Marcos y Juan ni siquiera se ocupan de ello) pueden
deberse a que ambos no se conocieron jamás y escribieron sus evangelios en
tierras muy diferentes (Egipto y Roma respectivamente), por lo que adornaron su
narración sobre Jesús inspirándose en leyendas ya existentes pero que gozaban de
diferente prestigio en un lugar u otro; por eso Mateo tiño de orientalismo el
nacimiento de Jesús mientras que Lucas se adaptó a tradiciones míticas que eran
más creíbles a la capital del imperio Romano. Las diferencias más notables son
las omisiones en el relato de Lucas de la estrella de Belén, los reyes magos,
etc., mientras que esto aparece en Mateo. Por su lado Mateo omite el canto que
los ángeles hacen a los pastores para que fueran a adorar a Cristo.
Recopilado de la web.
JEAC.
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