martes, 22 de julio de 2014

El valioso tiempo de los maduros

He contado mis años y he descubierto que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que he vivido hasta ahora...
Me siento como aquel niño al que le regalan una bolsa de caramelos: los primeros se los come feliz y rápido , pero, cuando se percata de que   ya le quedan pocos, comienza a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, en las que se discuten estatutos,normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que al final no se conseguirá nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido en ningún otro aspecto.
Ya no tengo tiempo para perderlo con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde solo desfilan egos inflados.
Ahora ya no tolero a los manipuladores, a los arribistas, ni a los aprovechados.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse  de sus talentos y  de sus  logros.
Detesto, si soy testigo, de los efectos que genera la lucha por un cargo importante.
Las personas no discuten  los contenidos apenas los títulos, si acaso...
Mi tiempo es  muy escaso como para discutir   posesiones materiales o posiciones sociales.
Quiero la esencia, porque mi alma ahora tiene prisa...Y con tan  pocos caramelos en la bolsa...
Ahora tan solo quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Gente que sepa amar y reírse de lo simple y de hasta sus errores.
Gente muy segura de sí misma, que no se vanaglorie de sus lujos y de sus riquezas.
Gente que no se considere elegida antes de tiempo.
Gente que no eluda sus responsabilidades.
Gente muy sincera y que defienda la dignidad humana.
Con gente que desee únicamente caminar  al  lado de la verdad y de la honradez.
Porque tan solo lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena vivirla.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las otras personas.
Gente a quién los duros golpes de la vida, le han enseñado a crecer con suaves caricias en su alma.
Sí… tengo prisa… para vivir con la intensidad que nada más que la madurez  nos puede dar.
No pretendo  mal emplear ni tan solo uno de los caramelos que ahora me quedan en la bolsa.
Estoy tan seguro que estos caramelos serán más exquisitos que los que hasta ahora me he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho  y en paz con mis seres  queridos  y con mi conciencia. 
Deseo que la tuya sea la misma, porque, de cualquier manera, también tú llegarás...
Que Dios te bendiga.

Mario Andrade (Poeta, novelista y ensayista Brasileño)

Publicado por JEAC.

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