miércoles, 14 de noviembre de 2018

Los sueños de quienes soñamos


Nuestros sueños como seres humanos son sólo sueños.
Algunos sueños son posibles en la realidad que percibimos y están condicionados a los atributos y a la mentalidad de quienes los soñamos -también a nuestros méritos, nuestra misión en la vida y nuestras relaciones-.

Cada uno de nosotros sueña su sueño y conforma su propia ilusión sobre la vida y sobre los demás.Sin embargo, el cumplimiento de muchos de nuestros sueños puede convertirse en un yugo para otros o en una sumisión que los lleve a sacrificarse para complacernos.

Muchos sueños son proyectados con una idealidad tan minuciosa que se vuelven sueños excluyentes y exclusivos que aíslan al soñador en un reducto inaccesible y brumoso.
Cada uno de nosotros sueña su sueño con las condiciones y disposiciones de su mente y cada uno sigue su jornada ajustada a ese sueño.

Muchos sueños se convierten en pesadillas porque unos soñadores se empeñan en acomodar a otros a las exigencias de sus planes y de sus ambiciones o deseos con una persistencia enfermiza.
Pero algunos de aquellos a quienes les son asignadas las funciones de dar felicidad no están dispuestos a dejarse subyugar y los soñadores entran en pugna.

Nuestros sueños sobre acciones de vida o sobre proyectos que trazamos podemos cumplirlos muchas veces más no los sueños sobre otras personas o sobre su permanencia junto a nosotros porque suprimiríamos su libre albedrío y las experiencias por cumplir que cada alma ha trazado como su destino particular desde la dimensión creativa del Ser Uno.

Los únicos sueños posibles y con algún matiz de felicidad son los que permiten que las mentes entren en armonía no sucumbiendo a la necesidad, ni a los yugos, ni a la percepción de carencia o desvalidez.
Entonces los soñadores pueden sonreír y mostrar un rostro alegre y optimista, fruto de una visión de acercamiento y prodigalidad que expande su sueño hacía una creativa y transitoria realidad.

Sin embargo, el sueño más grandioso que podemos crear es aquel que nos lleve a despertar: observadores y actores atentos en cada acto y en cada relación de nuestras vidas, dándonos cuenta sobre todo lo que sucede y viendo los rasgos de los seres vivos y de la naturaleza en el ahora, el instante efímero en que nuestro ser manifiesta las circunstancias cambiantes de nuestra experiencia humana y de nuestra particularidad.

Hugo Betancur (Colombia)


Publicado por JEAC.

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