sábado, 19 de junio de 2021

Diógenes y la estatua

 

Diógenes el Cínico (aquel que marchaba con un lámpara en busca de un hombre honesto) cierta vez se paró delante de una estatua y extendió su mano hacia la figura esperando de ésta una limosna. Pasó horas en esa posición ante las miradas de asombro de quienes por allí pasaban. Hasta que alguien le preguntó por qué lo hacía, sabiendo que una estatua jamás le daría aquel auxilio. La respuesta del filósofo fue: "Estoy adiestrando a mi corazón para que aprenda a soportar la indiferencia de los hombres. Mi mente sabe que nada puedo esperar de la humanidad y necesito que mi corazón también lo sepa". Esta historia plantea una idea extremista sobre la condición humana que busca más el impacto antes que plasmar la realidad. Todos somos testigos y también protagonistas de actos de nobleza. Pero también es cierto que la empatía y la solidaridad son bienes escasos y cada vez hay que buscar más para encontrarlos. Por fortuna en nuestros nautas corazones anida la utopía, ésa que nos llena la cabeza de pajaritos y que nos deja creer  que un mundo mejor nos aguarda a la vuelta de la esquina. Un solo soñador alcanza para que ese sueño se haga realidad; aquí somos muchos los que aún soñamos y ésa es una gran noticia !

Tomado de la web.

Publicado por JEAC.


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