domingo, 14 de noviembre de 2021

Indistraible (Segunda Parte)

 

Es tiempo de equiparnos para controlar las distracciones

Según el diccionario americano de psicología, la distracción es “el proceso de interrumpir la atención” y “un estímulo o labor que desvía la atención del enfoque de interés”.  En otras palabras, las distracciones nos desvían de lo que queremos hacer, sea lograr o completar un trabajo, disfrutar del tiempo con un ser amado o hacer algo para nuestro beneficio.

Si la distracción se convierte en un hábito, cada vez será más difícil mantener la concentración que se requiere para la creatividad tanto en nuestra vida profesional como personal.  Es más, si constantemente nos alejamos de familia y amigos debido a estas distracciones, perdemos la oportunidad de cultivar las relaciones que necesitamos para nuestro bienestar personal.

La distracción digital se puede manifestar al estar pendientes de las notificaciones que resuenan en el teléfono, incluso mientras está conversando con personas de su familia, amigos o colegas y que interrumpe la concentración, solo con el fin de revisar un correo.  También puede manifestarse cuando colegas de trabajo aparecen para conversar mientras usted trata de realizar un trabajo de manera concentrada;  o cuando termina revisando todas las novedades de las redes sociales habiéndose propuesto inicialmente leer un libro, por ejemplo.

El opuesto de “distracción” es “concentración".  La concentración es la acción que nos lleva hacia lo que verdaderamente queremos, dónde queremos poner toda nuestra atención. Concentración es acción con propósito.

Cualquier acción, sea el trabajar en un proyecto, dormir lo suficiente, practicar actividad física, comer de una manera más saludable, tomarse el tiempo para rezar o meditar; pasar más tiempo con sus seres queridos serían formas de concentración si lo está realizando a consciencia.  Concentración es hacer lo que dice que va a hacer.

¿Qué nos lleva a distraernos o a concentrarnos?

Según el señor Eyal, todo comportamiento humano está guiado por detonantes internos o externos.

Los detonantes externos son señales provenientes del ambiente en el que nos movemos y nos indican qué hacer enseguida.  Pueden tratarse de las notificaciones con campanita indicando la entrada de un correo electrónico o un mensaje en WhatsApp.  La competencia por obtener nuestra atención puede también provenir de una persona, como cuando un compañero de trabajo le interrumpe.  Hasta el televisor puede ser un detonante por su mera presencia y ni se diga el teléfono.

Los detonantes internos son señales que provienen de nuestro interior.  Si nos da hambre, ésta nos guía a buscar algo de comer; si sentimos frío, este nos guía a ponernos un saco.  Si estamos estresados o nos sentimos solos, esto nos guía a llamar a un(a) amigo(a).  Incluso el deseo de sentir placer es en sí mismo un estado de ansiedad incómoda.  Los detonantes internos son sentimientos negativos.

Debido a que todo comportamiento es inducido sea por detonantes internos o externos, tanto la acción de lo que nos proponemos hacer (concentración) como la que nos desvía del propósito (distracción), se originan de esas mismas dos fuentes:  detonantes internos y externos.

¿Está el mundo condenado a la distracción?

Hay quien sugiere que una “orden oscura” se esconde detrás de todas estas aplicaciones, moda, farándula, Hollywood para no permitirnos concentrarnos en nuestra realidad.  Algo así como que nos estamos anulando y estamos pasando a vivir desde el sillón lo que nos muestran en películas, videos, videojuegos y redes sociales.

Pero en principio, usted no está condenado si toma conciencia y re aprende a concentrarse.  Nir Eyal nos propone varios pasos para lograrlo.

(Continuará)

Johanna Kollo

Publicado por JEAC.

No hay comentarios:

Publicar un comentario