viernes, 4 de marzo de 2022

La guerra (Primera Parte)

 

LA GUERRA. Jiddu Krishnamurti en “La libertad primera y última”

Krishnamurti: La guerra es la proyección espectacular y sangrienta de nuestra vida diaria, ¿no es así? La guerra es una mera expresión externa de nuestro estado interno, una amplificación de nuestra actividad diaria. Es más espectacular, más sangrienta, más destructiva, pero es el resultado colectivo de nuestras actividades individuales.

De suerte que vosotros y yo somos responsables de la guerra, ¿y qué podemos hacer para detenerla? Es obvio que la guerra que nos amenaza constantemente no puede ser detenida por vosotros ni por mi porque ya está en movimiento; ya está desencadenándose, aunque todavía en el nivel psicológico principalmente. Como ya está en movimiento, no puede ser detenida; los puntos en litigio son demasiados, excesivamente graves, y la suerte ya está echada. Pero vosotros y yo, viendo que la casa está ardiendo, podemos comprender las causas de ese incendio, alejamos de él y edificar en un nuevo lugar con materiales diferentes que no sean combustibles, que no produzcan otras guerras. Eso es todo lo que podemos hacer. Vosotros y yo podemos ver qué es lo que engendra las guerras, y si nos interesa detenerlas, podemos empezar a transformamos a nosotros mismos, que somos las causas de la guerra.

Una señora americana vino a verme hace un par de años, durante la guerra. Me dijo que había perdido a su hijo en Italia y que tenía otro hijo de dieciséis años al que quería salvar; de suerte que charlamos del asunto. Yo le sugerí que para salvar a su hijo debía dejar de ser americana; debía dejar de ser codiciosa, de acumular riquezas, de buscar el poder y la dominación, y ser moralmente sencilla, no sólo sencilla en cuanto a vestidos, a las cosas externas, sino sencilla en sus pensamientos y sentimientos, en su vida de relación. Ella dijo: "Eso es demasiado. Me pide usted demasiado. Yo no puedo hacer eso, porque las circunstancias son demasiado poderosas para que yo las altere". Por lo tanto, resultaba responsable de la destrucción de su hijo.

Las circunstancias pueden ser dominadas por nosotros, porque nosotros hemos creado las circunstancias. La sociedad es el producto de la relación; de vuestras relaciones y las mías, de todas ellas juntas. Si cambiamos en nuestra vida de relación, la sociedad cambia. El confiar únicamente en la legislación, en la compulsión, para la transformación externa de la sociedad mientras interiormente seguimos siendo corrompidos, mientras en nuestro fuero íntimo continuamos en busca del poder, de las posiciones, de la dominación, es destruir lo externo, por muy cuidadosa y científicamente que se lo haya construido. Lo que es del fuero íntimo se sobrepone siempre a lo externo.

¿Qué es lo que causa la guerra religiosa, política o económica? Es evidente que la creencia, ya sea en el nacionalismo, en una ideología o en un dogma determinado. Si en vez de creencias tuviéramos buena voluntad, amor y consideración entre nosotros, no habría guerras. Pero se nos alimenta con creencias, ideas y dogmas, y por lo tanto, engendramos descontento. La presente crisis, por cierto, es de naturaleza excepcional, y nosotros, como seres humanos, o tenemos que seguir el sendero de los conflictos constantes y continuas guerras, que son el resultado de nuestra acción cotidiana, o de lo contrario ver las causas de la guerra y volverles la espalda.

(Continuará)

Publicado por JEAC.

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