domingo, 21 de febrero de 2016

Antes de juzgar


Los seres humanos tenemos diferentes maneras de ser, hacer. sentir y tener, que impactan en nuestros comportamientos que son observados por nosotros mismos y por los demás. Muchas veces cuando observamos a alguien su comportamiento sin haber indagado su historia, el contexto y la situación específica comenzamos a emitir juicios casi de una manera automática y sin fundamentos. Nietzsche advirtió que uno de los rasgos distintivos del ser humano es ser un animal que enjuicia y advirtió que sin evaluaciones y sin capacidad de emitir juicios, el núcleo de la existencia queda vacío.
Nuestra capacidad de aprender y comprender la dinámica humana nos permite reinterpretar y desafiar aquellos juicios que tenemos acerca de nosotros mismos y estar abiertos a revisar aquellos que tenemos con respecto a los demás.
El pasado suele ser diferente al presente si hacemos las correcciones debidas y accionamos de manera diferente, también suele suceder que el pasado sea diferente al futuro, por ello debemos ser lo suficientemente reflexivos y flexibles como para tratar los propios juicios como “señales temporales para someternos a revisiones constantes”, debemos evitar convertirnos en prisioneros de nuestros juicios, esclavos de nuestro pasado debido a los juicios que se traen consigo y, aceptar que los mismos pueden modificarse al reinterpretar las situaciones y en consecuencia emitir juicios diferentes ( opiniones ) que a su vez puedan producir nuevas situaciones.
El gran error es confundir Los juicios con las afirmaciones que pertenecen al lenguaje de los hechos, los juicios son declaraciones que pertenecen al lenguaje generativo pero al tomar a los juicios como afirmaciones se anula la capacidad de aprendizaje, se elimina la posibilidad de modificar el pasado re-interpretando su visión y a partir de allí crear una realidad distinta. Cuando hacemos una afirmación nos comprometemos a proporcionar evidencia y, cuando hacemos un juicio nos comprometemos, primero, a tener la autoridad que nos permita emitir ese juicio y, segundo, proporcionar fundamentos para ese juicio.
En la medida que modificamos nuestros juicios modificamos nuestras acciones, y vamos modificando también nuestra identidad y esto abre la posibilidad de que se modifiquen también los juicios que otros tienen acerca de nosotros.
Para modificar un juicio sin fundamento y convertirlo en un juicio con fundamento de manera en que el pasado puede usarse la experiencia del pasado para que nos apoye para trazar el futuro hay que tener en cuenta algunas condiciones básicas :
1. Tener claro su propósito y finalidad, emitirlo por algo o para algo. Tener en cuenta que con el mismo Proyectamos una acción hacia el futuro cuando lo emitimos.
2. Sustentarlo en un conjunto de afirmaciones, que se cotejan con un conjunto de estándares generalmente aceptados de comportamientos para juzgar el desempeño de los individuos, que nos permiten evaluar la efectividad de sus acciones.
3. Dominio especifico, Cuando emitimos un juicio, generalmente lo hacemos desde un dominio particular de observación…
Preparar el cuerpo y la emocionalidad para entregar juicios es muy importante ello impacta en los demás, recuerda referirte a las acciones, al comportamiento. Ten cuidado en No etiquetar, ni personalizar. ni generalizar, ni exagerar, siempre escucha e indaga el punto de vista del otro.
En todo caso nuestros juicios estén fundamentados siempre serán opiniones bien fundamentadas pero siempre “opiniones”… Cuando emitimos un juicio develamos como pensamos y sentimos, develamos quiénes somos y al juzgar nos estamos desnudando como aquella persona con o sin autoridad para dar tales opiniones. Los juicios tienen una doble cara porque una de sus caras mira hacia el mundo que describimos desde nuestro punto de vista y la otra hacia el ser que somos.
Los seres humanos tenemos de una u otra manera en mayor o menor grado una historia de vida, expresadas en alegrías, logros, a veces en dolor, tristeza, incertidumbre, errores y confusión, algunos aprenden a no mirarla y evadirla para poder tener la fuerza de seguir adelante; pero solo si la enfrentamos mirándola cara a cara, tocándola, sintiéndola, cuidándola y aceptándola es cómo podemos cerrar ciclos y avanzar realmente de manera sana.
Antes de juzgar revisa cual ha sido tu historia y como la has mirado ¿la has mirado cara a cara? ¿La has sentido y la has aceptado? ¿Has podido cerrar deudas pendientes? ¿Has soltado emociones que estuvieron atrapadas? ¿De qué manera lo hiciste? ¿Qué tiempo te tomo curarla?
Revisa como has mirado tus tristezas, tus angustias, tus miedos, tus confusiones y errores, ¿qué has hecho para seguir adelante y la manera en que has podido cerrar asertivamente tus ciclos’ ¿ que juicios tuviste entonces? ¿Qué hubieras hecho diferente si hubieras tenido los recursos, las competencias y sabiduría que hoy tienes?... Esta reflexión te hará más empático, más compasivo y menos reactivo….
Antes de juzgar indaga la situación, ponerte en el lugar del otro desde su experiencia, desde su historia y reconocer que en tu vida también han existido baches te hará menos censurador, te hará revisar tus juicios.
Antes de juzgar revisa, el propósito, el dominio, las afirmaciones y el contexto tiempo y espacio de los hechos.
¡Y sobre todo recuerda que todos tenemos nuestra propia historia con etapas difíciles menos o más asertivas!

Yoly Castro.

Publicado por JEAC.

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