domingo, 22 de febrero de 2009












CARNAVAL 73
Recuerdo que en el año 1973, pasé un carnaval verdaderamente inolvidable allá en Ciudad Satélite, que era el lugar donde yo vivía en ese tiempo y que quiero contarles a continuación.

Éramos un grupo de muchachos vecinos de las calles 1A, 1B, 2 y 3 del Plan 561 que nos juntábamos en las vacaciones principalmente para hacer deporte o alguna otra actividad sana que se nos ocurriera. Como en aquél año que, tomando como base el conocido juego de salón Monopolio, creamos nuestro propio juego que llamamos Monopolio Deportivo. Lo que hicimos fue simple: el tablero era similar al del conocido juego, pero en vez de terrenos se vendían estadiums y equipos del continente y en vez de casas y hoteles se comerciaban tribunas y jugadores. El dinero que se manejaba eran pesos bolivianos conseguidos en las Alasitas y las fichas de suerte y sorpresa también habían sido cambiados de acuerdo a nuestro ingenio. Cuando no jugábamos al futbol por causa del mal tiempo o de otra causa, nos enfrascábamos en largos lances con este divertido juego del cuál estábamos super orgullosos pues había sido hecho en su totalidad con nuestros recursos.

Pues bueno, en una de esas tardes en la que varios muchachos estábamos jugando nuestro Monopolio Deportivo, llegó el tema del carnaval que ya se aproximaba y que haríamos para divertirnos. Estábamos muy motivados por la experiencia de nuestro Monopolio y nos sentíamos capaces de hacer y organizar algo grande. Además casi todos teníamos más o menos la misma edad, a excepción de unos cuatro o cinco que eren algo mayores y ya sentíamos la necesidad de participar en fiestas y conocer chicas principalmente. Esa vacación nos habían invitado a algunas y no estábamos conformes ya que nosotros teníamos gustos musicales un poco "distintos" para la época, pues mientras los otros jóvenes se divertían en las fiestas con rock en inglés y pesado, a nosotros nos llamaba más la atención la música en español, particularmente el beat argentino que estaba en su auge en aquellos años. Hubieron varias ideas hasta que a mi buen amigo Víctor Hugo Navarro que además era mi vecino de casa, se le ocurrió la idea de organizar una comparsa juvenil entre los muchachos de las calles ya mencionadas del Plan 561 haciendo participar a las chicas de estas calles que también eran bastantes, pero que preferían participar de fiestas con grupos juveniles ya estables como los Rockets, los Nimbles, los Perversos u otros grupos que más que todo eran pandillas que organizaban fiestas y se divertían sembrando violencia. La idea era simple organizar a los muchachos de nuestras calles en una comparsa para carnavales solamente, indicando a todo el que quisiera unirse a esta idea que no se formaría ningún club u agrupación que dicho sea de paso, eran muy mal vistos por los padres de familia en aquél tiempo. Como faltaba poco tiempo (menos de 10 días) para el carnaval formamos tres comisiones para reclutar a los participantes: de la calle 1A con Víctor Hugo y yo como miembros, de la calle 1B con William Chavarria y "Papiruzu" Rubín de Celis y de la calle 2 con los hermanos Arraya como encargados. Teníamos dos días para convencer a los muchachos que no eran compañeros constantes de nuestros juegos, pero que los conocíamos y principalmente a las chicas que era lo que más interesaba, ya que debíamos "reclutarlas" antes de que se hicieran compromisos con otros grupos. Pusimos manos a la obra y empezamos a abordar a todo vecino de nuestra edad y que viviera en nuestras calles para convencerlos de hacer una carnaval "distinto" aquél año. A los dos días volvimos a reunirnos y las noticias no podían ser mejores: habíamos logrado apalabrar y comprometer a cerca de 35 personas entre hombres y mujeres para organizar aquella comparsa. El siguiente paso fue decidir cuáles serían las actividades además de los días y después de muchas discusiones se decidió hacer una cadena de fiestas que empezarían a las cinco de la tarde y terminarían a las nueve de la noche durante los días Sábado, Domingo y Lunes de carnaval. Paralelamente la comparsa se reuniría a las dos de la tarde de esos mismos días para salir por las calles a bailar y jugar con agua. Se discutió la posibilidad de tener un uniforme, algo que no costase mucho ya que habíamos decidido hacer el menor gasto posible dada la economía de nuestras familias. Además no estábamos cobrando nada para las fiestas y todo estaba solventándose con la solidaridad de cada uno de nosotros. Pensábamos que lo más difícil sería conseguir casas para nuestras fiestas, pero el camino se allanó cuando los hermanos Rubín de Celis y los hermanos Villegas ofrecieron las suyas sin problema y cuando charlamos de la tercera posibilidad con las hermanas Marino, ellas también aceptaron gustosas en dar su domicilio. Elegimos como uniforme chalecos de nylon ya que un vecino ofreció traer gratuitamente varios metros que tenía en su casa guardados, solamente que el nylon era negro, pero ni modo, nos conformamos con aquello, además que el nylon iba a servir para protegernos de las "mojazones" que seguramente encontraríamos en nuestros recorridos por las calles. Comprometimos a cuatro muchachas para que ayudaran en la elaboración de los chalecos y ellas aceptaron gustosas e incluso nos sugirieron un modelo que era más bien una especie de sacón sin mangas y casi hasta la rodilla y con flecos en los costados para que no parecieran simples talegas de nylon. Dejamos la vestimenta en manos de ellas y nos dedicamos a lo más importante, que era conseguir la música apropiada para las tres fiestas. Habíamos decidido conseguir en su mayoría música latina y aquella fue una labor que nos llevó unos tres días. Fuimos puerta a puerta a preguntar que discos tenía cada uno de los que integrarían la "comparsa" y les pedíamos prestado con el compromiso de devolver en buen estado los mismos después del carnaval. Nos costó mucho convencer a algunos ya que en aquellos tiempos los padres ejercían un control estricto sobre las pertenencias de sus hijos, pero nuevamente primó la solidaridad y el poder de convencimiento que teníamos algunos de nosotros como Víctor Hugo, José Arraya y yo mismo. Luego de hacer acopio de los discos, y de conseguir un equipo de sonido para las tres fiestas, que fue lo que más nos costó, hicimos una reunión para ultimar detalles. Formamos una comisión que se encargaría de hacer las invitaciones en cartulina, especificando el lugar de las fiestas, las actividades paralelas y los días y horas en que se realizarían. Otro grupo fue nombrado para conseguir algunos "bocaditos" para las fiestas y de preparar refresco Royal en baldes para las mismas. Había tanto entusiasmo que alguien ofreció globos y bolsas para llevarlos en nuestros recorridos y así cada quién ofrecía lo que podía para llevar a cabo aquél proyecto. Hasta allí todo marchaba espectacularmente ya que estábamos consiguiendo todo a costo cero. Hasta que llegamos al meollo del asunto cuando uno de los encargados de hacer las invitaciones, preguntó que nombre tendría la comparsa; nos miramos perplejos entre todos, en realidad hasta ese momento no le habíamos dado ninguna importancia a aquello y es más, no teníamos ni la menor idea del nombre que tendría nuestra comparsa. Decidimos escoger allí mismo un nombre y empezamos a dar ideas; uno dijo los 561 por el plan en el que vivíamos, pero fue desechado ya que solo representábamos a tres o cuatro calles, otras ideas como ser los "moscardones", "murciélagos" nombres en inglés y similares fueron desechadas. Además no queríamos formar un grupo sino solo una comparsa para aquel carnaval. Estábamos en plena discusión sobre el nombre de la comparsa, cuando Víctor Hugo (cuando no) al estar revisando los discos se encontró con un long play del grupo argentino Safari que estaba muy de moda en ese tiempo. Aquí esta nuestro nombre nos dijo, vamos a ser la comparsa Safari, porque además saldremos de excursión por las distintas calles durante los días de carnaval. La aprobación fue inmediata y unánime y a partir de aquél momento se hizo a conocer a todos los participantes el nombre de la comparsa.

La organización fue un éxito total ya que nos divertimos en grande saliendo a las calles con nuestro uniforme a mojar y dejar que nos mojaran por las distintas calles del Plan 561. No quisimos extendernos a otros planes por miedo a las pandillas que si nos agarraban nos destruían todo pero así y todo armamos un gran barullo en las calles. Las fiestas fueron un éxito total comenzando a la hora especificada en las invitaciones en todos los casos, y lo más importante logrando que todos se alegraran con la música en español que poníamos. Así aquél carnaval bailamos lo que nos gustaba realmente a nosotros: Como olvidar a Safari y sus canciones "Estoy hecho un demonio", "Súbete a mi barco", "Socorro", "Estoy metido contigo"; a Quique Villanueva con "Dime linda chiquilina", "Soy como la brisa", "Quiero gritar que te quiero", a Rubén Mattos con "Que la dejen ir al baile sola", "Salta pequeña langosta", "Buenas noches queridos conejos", a Katunga con "Mali_Kivú" y "Veo, veo...que ves". Tampoco faltó algo en ingles de moda aquél año como The Sweet con "Co.co", Conexión No. 5 con "Regresando a Indiana" o Barrabás con "Safari salvaje" y grupos clásicos como Santana y Rolling Stones. Condimentamos con grupos de la "Nueva Ola Boliviana" como Los Grillos, Los Uhnnos, Vico Vega y otros. Tampoco faltaron Los Angeles Negros, Los Galos, Los Golpes, Sandro, y otros que sirvieron para "apechugar" en determinados momentos. Las fiestas resultaron un éxito completo, quizas porque no habían "parejitas" formadas y todos podíamos bailar con todos sin problema. Claro que ya para la tercera fiesta hubieron algunas "arregladas" entre los miembros pero de todos modos el éxito fue completo. A mi me volaron mi "chequeo" por andar en la organización de las fiestas pero aquello no me afectó mucho. Le di más importancia al éxito de aquél proyecto y puse todo mi empeño en que todo funcionara. Aquél carnaval fue un ejemplo de solidaridad y de esfuerzo juvenil, descubrimos que si nos proponíamos podíamos lograr muchas cosas. Después de la última fiesta hubieron algunas voces tratando de que aquél grupo se consolidara en un club, pero aquello no estaba en nuestros planes. Otros pedían que el siguiente año se repitiera la experiencia, pero muchos de nosotros sabíamos que aquello no podría darse ya que la mayoría de nosotros salía bachiller ese año y el siguiente el destino se encargaría de separarnos ya sea por ir al cuartel o por razones de estudio como en mi caso.
Nunca más aquél grupo volvió a reunirse en algún evento, pero quedó en todos esa gran experiencia de haber hecho algo distinto y grande. Vaya mi recuerdo a los amigos Salas, Lazcano, Urquidi, Rubín de Celis, Navarro, Chavarria, Ruffo, Villegas, Arraya, Marino, Cartagena, Romero y otros cuyos apellidos escapan a mi frágil memoria. Un abrazo donde quiera que se encuentren....
Esta es la historia de una comparsa que duró…..un Carnaval….en Ciudad Satélite pero en cuyo recuerdo permaneceremos por siempre.

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