martes, 10 de febrero de 2015

A dos voces


Habían crecido juntas, la guitarra y Violeta Parra.

Cuando una llamaba, la otra venía.

La guitarra y ella se reían, se lloraban, se preguntaban, se creían.

La guitarra tenía un agujero en el pecho.
Ella, también.

En el día del 5 de Febrero de 1967, la guitarra llamó y Violeta no vino.
Nunca más vino.

Tomado del libro “Los Hijos de los días” de Eduardo Galeano.


Publicado por JEAC.

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