miércoles, 4 de febrero de 2015

Agua sagrada


En los tiempos de la Santa Inquisición, los españoles que se bañaban eran sospechosos de herejía musulmana.

De Mahoma provenía la adoración del agua.
Mahoma había nacido en el desierto, allá por el año 570, y en el desierto, reino de la sed, había fundado la religión de los perseguidores del agua.

Él decía lo que Dios, llamado Alá, le había mandado decir: en el camino de la salvación, había que rezar cinco veces al día, flexionando el cuerpo hasta que el mentón tocara el suelo, y antes de cada plegaria era preciso purificarse con agua.

La limpieza es la mitad de la fe —decía.

Tomado del libro “Los hijos de los días” de Eduardo Galeano.


Publicado por JEAC.

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