miércoles, 25 de noviembre de 2015

Lo que de veras importa


“¡Solo tenemos una vida! Todos queremos vivirla con plenitud.
¿Cómo podemos aprovecharla al máximo con las energías y las facultades de que disponemos? ¿Qué es lo que de veras importa?
Es imposible abarcar la totalidad de la vida, ¿Qué es lo esencial?  ¿De qué podemos prescindir con provecho? – Podemos prescindir de todo aquello que no nos llevaremos a la vida eterna.  Si no queremos llenar nuestra vida de obstáculos, hay cuatro cosas que podemos hacer:
Desechar la falsedad. La eternidad no es para los farsantes
Descartar la preocupación. La preocupación es miopía espiritual; una forma torpe de ver las cosas pequeñas y de magnificar su valor.
Renunciar al descontento. Hay que vivir heroicamente cualquier situación que se nos presente.
Renunciar al egoísmo. En la vida eterna no hay codicia. Allí nunca se escuchan las palabras mío o tuyo, todas las cosas son de todos.
¿Qué aspectos de la existencia debemos cuidar, guardar y usar? Son ocho los valores que pueden engrandecer la vida:
Emplea sabiamente el tiempo. En la vida, lo importante no es cuánto tiempo tienes, sino qué vas a hacer con él.
Valora el trabajo. Toda clase de trabajo honrado. El trabajo es vital para ti. Templa tu carácter. Inspira a otros. Es útil para el mundo.
Busca la felicidad cada día. Si no eres feliz hoy, ¡nunca lo serás! ¡Procura ser paciente, generoso, fuerte, entusiasta y trabajador! Si haces todo esto con un corazón agradecido, serás feliz; tan feliz como le es dado ser al hombre en la tierra.
Ten en alta estima el amor. El amor verdadero nunca riñe; confía. El amor no necesita ataduras, ni en tiempo ni en eternidad.
Controla tu ambición. Existe el gran peligro de trocar los afectos humanos habituales por la ambición intelectual. Pongamos límites a esta; asegurémonos de que no ocupe un lugar demasiado grande en nuestra vida.
Abraza la amistad. Para ser un amigo verdadero se necesita tener un alma generosa. Es preciso perdonar mucho, olvidar mucho, tolerar mucho.
No temas al pesar.  En la vida, las decepciones son inevitables. El dolor es nuestro destino común. El pesar no nos ha sido dado sólo para que nos lamentemos. Nos ha sido dado para que, después de sentir, sufrir y llorar, seamos capaces de comprender, amar y bendecir.
Ten fe. Una fe vigorosa, serena e inextinguible en la amorosa bondad de Dios, nos permite esperar sin temor el fin de la existencia temporal y el advenimiento de la vida eterna, ¡y nos da la posibilidad de vivir una vida plena y exaltada!”
Acepta la muerte como un devenir natural, pues la existencia tiene un significado.
Cuando te sientas agobiado, preocupado, o infeliz,  Pregúntate: ¿Qué es lo que de veras importa?
Concéntrate en las cosas inmateriales y despójate de todo aquello que no te puedas llevar a la  vida eterna.  ¿La vida eterna? ¡Sí!  Ante nosotros se abren otras puertas”

Basado en el libro de Anna Robertson Brown, “Lo que de veras importa” Universitaria generación 1883.


Publicado por JEAC.

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