domingo, 21 de junio de 2009

Feliz año 5517



Hoy, en la mañana del 21 de Junio cuando el sol aparezca con su primer rayo a través de la mítica Puerta del Sol de Tiawanacu, se habrá dado inicio al año Aymara 5517. El año Aymara comienza el 21 de Junio, en coincidencia con el solsticio de Invierno o “reinicio del acercamiento” del sol a la tierra y con el inicio de una nueva época de siembra o nuevo ciclo agrícola en los países Andinos.

El calendario Aymara tiene 13 meses y un día durante tres años y el cuarto tiene trece meses y dos días (año bisiesto?) que están exactamente calculados en los 49 coloridos cuadros que componen la whipala o bandera indígena . La tradicional fiesta del Wilka Kuti proviene de dos voces Aymaras: Wilka=Sol y Kuti=regresar. Indican claramente la acción de regreso del sol hacia la tierra en los movimientos cósmicos y es una fecha de gran alegría para el pueblo Aymara ya que significa que su dios Sol no se enojó con ellos y ahora empieza a retornar para bendecir además la nueva época de siembra.
Con mucho asombro leí, vi y escuché en diversos medios de comunicación que esta celebración era “inventada” en los últimos años a raíz del surgimiento de diversos movimientos “indigenistas” que le están dando propaganda a sus costumbres. No pude menos que sonreir ante la estupidez y la soberbia con la que se referían estos medios a algo que viene a ser desde tiempos inmemoriales (baste recordar que estamos en el año 5517) una de las mas grandes celebraciones del pueblo Aymara.

Me tocó vivir en el año 1964 cuando apenas tenía ocho años, una celebración de este naturaleza en la finca de mis abuelos en la isla de Taquiri situada en el lago Titicaca. Recuerdo que aquél día mi padre me llevó muy temprano a orillas del lago, donde ya se encontraban reunidos alrededor de una fogata, todos los pobladores de la comunidad sin excepción (ancianos, adultos y niños) y pude ver como los hombres con sus torsos desnudos y las mujeres arremangándose las polleras y despojándose de sus mantas, se adentraron en el agua hasta más arriba de la cintura y allí esperaron la salida del primer rayo del sol que volvía y les iba a traer bendiciones para el inicio del nuevo año agrícola. Con las manos extendidas hacia el cielo y dentro del agua esperaron a que el sol saliese y cuando esto ocurrió hubo gritos de alegría en su idioma festejos y abrazos entre ellos. Luego salieron del agua y sin siquiera secarse, se dirigieron a una de las “sayañas” de siembra del lugar y con alcohol y coca “challaron” a la Pachamama para que ese nuevo año la siembra fuera buena. Yo con mis cortos años veía con asombro estos festejos y solo después de algunos años, pude entender en toda su trascendencia lo ocurrido aquél día.

Recuperar nuestra identidad y nuestras costumbres ancestrales debe ser labor de todos y cada uno de nosotros. Cuanta gente de países extranjeros nos envidia por la cultura que tenemos desde hace siglos y algunos de nosotros tratando de minimizar el suceso politizando el acontecimiento. Muy mal por esos medios de comunicación que creen que ahora el país les pertenece y se convierten en los “intocables” de turno.

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