Cuando este mundial se desarrolla yo tengo seis años y mis recuerdos son lejanos y confusos, sé que este mundial se lo vivió intensamente en Bolivia por lo que contaban mis familiares y conocidos. Lo que sí tuve posteriormente fue una amplia literatura al respecto, tanto de revistas como de periódicos que fui encontrando, leyendo y guardando. Para esos años ya había aprendido a leer y literalmente devoraba cuanto papel con letras se me presentara y mejor si eran diarios o revistas deportivas, que eran los que más me gustaban.
Ese mundial volvió a coronar a Brasil, pero esta vez Pele no fue la figura, fue el mundial consagratorio de Garrincha, un jugador fuera de serie al que tuve la suerte de ver en el estadio Hernando Siles el año 1964, jugando por su equipo Botafogo. Yo esperaba ver a un jugador que agarraría la pelota y solito se metería en el arco las veces que quisiera, pero me encontré con un jugador simple, sencillo, veloz y muy hábil. Jugaba totalmente recostado a la derecha y todo el mundo sabía que cuando arrancaba se iba por afuera, pero nadie podía detenerlo fácilmente. Por mucho tiempo por aquellos años fue mi preferido, inclusive por encima de “o rei Pelé”. Aquél mundial mostró a un Brasil muy por encima de sus adversarios, la delantera formada por Garrincha, Didí, Vavá, Amarildo y Zagalo era un verdadero lujo para la vista. Pele se lesionó y jugo solo unos cuantos partidos. Sin duda el mundial de Chile fue de Garrincha y sus amigos.
Recuerdo algo más: para esas épocas en las reuniones familiares de fin de semana del conventillo, empezamos a recibir la visita de Ramón Guillermo Santos, aquél recordado y gran futbolista que brilló como defensor en el equipo de Bolivar en los años 60. Era un argentino con alma de boliviano que se había casado con la hermana de una de las vecinas del conventillo. Grandote y corpulento como era, tenía un carácter suave y su charla y enseñanzas eran escuchadas por todos los del conventillo. De él escuché varias historias de futbol que se quedaron grabadas en mi memoria. Y el decía de Garrincha, que era el jugador más impredecible para marcar.
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