sábado, 5 de junio de 2010

Serrat/Balada de otoño

Hay tardes en que me gusta escuchar a Serrat y recordar sus viejos temas. Ayer puse el LP La Paloma que data del año 1969 en mi reproductor y pasaron por mi mente mil recuerdos que me trae la hermosa canción Balada de otoño.

Viejos amigos, viejos amores, viejos lugares desfilaban por mi mente mientras la voz de Serrat deshojaba su poema...una sonrisa triste se dibujó en mis labios al recordar tan bellos momentos, porque "recordar es volver a vivir" según dijo el poeta...

“Balada de otoño es una de las canciones más tristes y desalentadoras de Serrat, pero en la que destaca una expresión ajustada, brillante que consigue mantener una altura poética y musical incuestionable. En esta canción Serrat interrelaciona las estaciones lluviosas con la soledad, con el final del amor, con el desaliento... Los chopos deshojados, las hojas poblando las aceras, los tejados mojados, la lluvia, el viento, todos son elementos que dan cuerpo a la soledad y al desamparo.
Hay partes de un efecto dramático magnífico sin estridencias ni efectismos y con un aliento poético poderoso: "Te podría contar/ que está quemándose mi último leño en el hogar/ que soy muy pobre hoy/ que por una sonrisa doy/ todo lo que soy/ porque estoy solo y tengo miedo..." Son instantes que empiezan a vislumbrar un letrista en castellano intenso, dominador pleno de los recursos expresivos”.

Definitivamente hay tardes melancólicas en que necesito escuchar a Serrat....

Balada de Otoño (Joan Manuel Serrat)

Llueve,
detrás de los cristales llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.

Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.

Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.

Llueve,
detrás de los cristales llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.

Te podría contar
que está quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.

Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer.

Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado.

Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño.

Llueve,
detrás de los cristales llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados...

No hay comentarios:

Publicar un comentario