jueves, 23 de julio de 2009

Mis recuerdos de La Paz 14

EL ALTO - CIUDAD SATELITE









Llegamos con mi familia a Ciudad Satélite, a fines del año 1970, habíamos conseguido una vivienda en el Plan 561 en la calle 1B, casi a la entrada del barrio. Debo confesar que a mi no me gustó para nada ese cambio, es que en la ciudad, en el último lugar que habitamos que fué en el pasaje Armentia, dejaba todo: mis amigos, mis conocidos, mis primeros amores, mi Colegio…..en fin para mi aquello era como un gran castigo. Todo lo que veía era nuevo para mi: el paisaje agreste, las calles empedradas, las viviendas todas iguales, muy pocos vehículos, poquísima gente en las calles, todos desconocidos…..no definitivamente….aquello no me gustaba. A eso se sumó que mis padres me indicaron que debía escoger entre sacrificarme para seguir en mi colegio (el American School ) o escoger uno de los que nos recomendaron de El Alto. Los vecinos nos habían nombrado a tres colegios como posibilidades: el San José de Alto Lima, el Mejillones de Ciudad Satélite o el Boquerón de Villa Dolores. No fué fácil hacer la elección, lo primero que hicimos fué descartar al colegio de la ciudad dada la poquísima cantidad de transporte público que había. Después me fuí a conocer el San José en Alto Lima, me gustó un poco pero también fué descartado por que estaba un poco lejos. Quedaban dos opciones: el Mejillones y el Boquerón y debía elegir entre aquellos. Una tarde al salir de paseo con mi padre, nos animamos a llegar hasta las instalaciones del Boquerón allá en Villa Dolores, que en realidad estaba como a seis cuadras de donde yo vivía. Nos recibió un señor de lentes muy amable y al conocer el motivo de la visita, nos acompañó a conocer las instalaciones del colegio. Era amplio tenia tres patios con sus respectivas canchas, las aulas eran cómodas y hasta tenía un anfiteatro para horas cívicas. Me gustó pero aún sentía el dolor de dejar mi anterior colegio. “Aquí estarás bien” me dijo el señor de lentes y al preguntarme el curso que me tocaba, se le iluminó el rostro y con orgullo dijo: “Tengo a una de mis hijas y a mis mejores alumnos en ese curso, harás bien en quedarte aquí”. Me convenció…..más que por sus palabras, porque en ese momento llegaron un grupo de chicas con una pelota de basket y luego de saludar se pusieron a jugar en una de los tableros de la cancha. Allí supe que quién nos atendía tan cortésmente era don René Rivero Loayza Director del Colegio. Comprometimos mi inscripción y yo me quedé un poco más tranquilo, tenía el colegio cerca de casa y tuve la corazonada de que aquello iba a resultar bien. No me equivoque, el tiempo me dió la razón…en aquél colegio encontré a los mejores compañeros y en Ciudad Satélite a mis mejores amigos, con muchos de los cuales conservamos la comunicación actualmente.

En El Alto tuve que volver a aprender a vivir en todo sentido, desde el cambio de clima a uno mucho más frío, hasta a conocer a la gente que lo habitaba, que era más humilde que la citadina, pero a la vez más sincera y más cariñosa. Llegué cuando Ciudad Satélite tenía cinco años de existencia y estaba empezando a formarse, debo decir orgullosamente que yo participé en aquella consolidación.

En total viví en Satélite quince años que fueron los más intensos y plenos de mi vida…..pero esa es otra historia.

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